Las máscaras estatistas del sistema capitalista
eticamundo.blogspot.com
La conformación y vigencia del sistema capitalista mundial desde la primera revolución industrial hasta nuestros días, sólo ha sido posible gracias a la intervención del Estado como regulador y promotor de la economía local. En este sentido, pareciera que los dogmas neoliberales que pugnan por la desregulación y la mínima intervención del Estado en la economía no dejan de ser una paradoja que encuentra asidero en la historia económica.
Así pues, la mecanización de la industria textil en la primera revolución industrial (1750-1840), afianzó a Inglaterra como el gran “taller del mundo”, convirtiéndose así en el principal promotor de las ideas librecambistas expuestas por Smith y Ricardo. En ese sentido, comenzó una búsqueda por ampliar sus mercados y consolidar su comercio en el exterior.
Por otra parte, el resto de los países del mundo se encontraban atrasados industrialmente en relación a Gran Bretaña, por lo tanto estaban condenados a ser proveedores de mercancías con menor valor agregado. A la luz de los hechos, los capitales industriales de Alemania, Francia y EEUU no aceptaron el libre cambio y exigieron el apoyo de sus Estados para impulsar el desarrollo de la industria local. Así, en las tres o cuatro décadas antes de la Primera Guerra Mundial, la industrialización estaba dirigida principalmente a los mercados internos y en segundo lugar al mercado mundial. Mientras mayor y más expansivo era el desarrollo capitalista, aún más fuertes eran las políticas proteccionistas de estos Estados.
La crisis de 1929 en EEUU hizo más visible la intervención pública, promoviendo medidas de regulación en la economía en aras de preservar el “Estado de Bienestar”. De este modo, aparecieron los planteamientos de Keynes bajo la justificación de los fallos del mercado. Así, el Estado debía establecer políticas de orden fiscal y monetario para causar efectos sobre la inversión de los niveles de demanda efectiva del sistema.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos pasaron a obtener la hegemonía del sistema capitalista internacional – debido al debilitamiento de las economías de Europa producto de la guerra, así como también la alta productividad de la industria armamentista norteamericana durante la misma – y por tanto se convirtió en el principal promotor del libre cambio. De este modo, en 1944 en la conferencia de Bretton Woods, el dólar se instituyó como la moneda referencial del sistema internacional de pagos.
A su vez, el desarrollo de Alemania y Japón fue comandado por el Estado que promovió la formación de carteles y conglomerados que tuviesen capacidad de hacerse competitivos en el mercado internacional.
De igual manera, el aumento de la deuda pública mundial en la década de los 70´s, 80´s y 90´s, fue producto de políticas estadales de grupos conservadores neoliberales norteamericanos. En ese sentido, una política de elevación de las tasas de interés de los EEUU en 1979, elevó las tasas de interés mundial, aumentando la deuda pública de 36% en 1973 a 67,3% en 1994.
Por otro lado, los altos niveles de gasto público en los países capitalistas han representado una constante a través de los años, en ese sentido, Theotonio Dos Santos aporta la siguiente cifra: “En los Estados Unidos de Ronald Reagan, el gasto público subió de 31,8% del PIB en 1980 al 33,5% en 1994. En el Reino Unido de Madame Thatcher y sus herederos conservadores, la participación del gasto público en el PIB cayó de 43% en 1980 a 39,9% en 1990, y vuelve a 42,9% en 1994”
Uno de los rasgos más claros de esta paradoja a la que hicimos referencia en los primeros párrafos, la vemos en las medidas proteccionistas de los Estados Unidos, tanto en la industria de la agricultura como del acero. Estas políticas tienen truncadas las negociaciones en el seno de la OMC, debido a que paradójicamente los Estados Unidos promueven el libre cambio en la agricultura, mientras que su industria goza de un 70% de subsidios, representando una inversión de 180.000 millones de dólares en diez años – medida aprobada en el gobierno de George W Bush –
La Máscara neoliberal en Venezuela
El Estado venezolano no permaneció alejado de ese rol enmascarado de promotor del sistema neoliberal, por el contrario, contamos con una larga historia de acontecimientos que refuerzan nuestra tesis. Para ello, hemos de utilizar dos ejemplos:
La nacionalización de la industria petrolera en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974), la cual ha sido uno de los mayores fraudes en la historia venezolana. De este modo, el proyecto de nacionalización, después de haber sido discutido y respaldado por un grupo numeroso de personas – desde políticos hasta profesores – sufrió una modificación por parte del presidente Pérez, en la cual incluyó el artículo N°5 dando legitimidad jurídica al Estado para realizar convenios con empresas petroleras transnacionales.
De esta manera, cada concesionaria extranjera fue convertida en filial de la industria nacional, así pues, la Creole Petroleum Corporation pasó a llamarse Lagoven, la Mobile ahora se llamaba Llanoven, y así con el resto de las filiales. Estas empresas transnacionales siguieron operando en el país bajo condiciones idénticas al período anterior a la nacionalización, siendo el argumento del Estado, que ellos desconocían cómo eran los procesos de comercialización de la industria petrolera.
De igual forma, según cifras de PDVSA, el ejecutivo indemnizó a las concesionarias extranjeras por más de cuatro mil trescientos millones de bolívares (4.300.000 Bs), cifras que superaban los beneficios que podrían haber llegado a obtener estas empresas hasta el año 1983 – año en que se vencía la concesión para operar en el país –
De la misma manera, la llamada internacionalización de PDVSA, además de significar un duro gasto en la adquisición de filiales en el extranjero, sirvió para la evasión fiscal.
El segundo ejemplo al cual queremos hacer referencia, son las medidas del “paquete neoliberal” que desencadenaron el caracazo en el año 1989. Estas medidas tomadas por el ejecutivo nacional en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, manifestaban lo siguiente: solicitud de un nuevo crédito ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentando la deuda externa del país, privatización de empresas públicas, eliminación de las subvenciones, fomento de la descentralización, aumento del combustible y de las tarifas de transporte, entre otras.
Así pues, vemos en ambos casos como el Estado paternalista venezolano terminó siendo el principal promotor del sistema neoliberal en el país.
Finalmente, nos parece curioso que las grandes potencias económicas presenten el libre mercado como la mejor opción para los países en vías de desarrollo, cuando la historia nos dice que fue precisamente ese sistema al que le huyeron, para, por intermedio del Estado, desarrollar su industria local.
Por otra parte, no debemos pensar que por el simple hecho de fortalecer al Estado, estamos alejándonos de las premisas y las lógicas capitalistas.
Por el contrario, debemos estar más atentos, para que el Estado no se convierta en el principal generador de eso que algunos autores como Hilferding han llegado a llamar...
Para culminar, quisiéramos citar a Immanuel Wallerstein, quien recoge con esta afirmación los planteamientos que hemos esbozado en este trabajo:
“Los Estados son un elemento crucial en la capacidad de los capitalistas para acumular capital (…) Los Estados actúan para domesticar a las poblaciones , ya sea por medio de la represión o del apaciguamiento. Los Estados son la fuente principal de las ideologías que persuaden a la masa de la población de que sea relativamente paciente”