Techint-Venezuela: La lamentable burguesía argentina. | ||
|
"Que Venezuela no entre al Mercosur":
En épocas de Videla y Martínez de Hoz, para justificar el atraso cambiario de la "tablita", el entonces Secretario de Comercio Alejandro Estrada -en defensa de dicha política- lanzó una de las tantas frases famosas de la economía nacional: “da lo mismo producir acero que caramelos". Presurosos los grandes industriales ya nucleados para aquel entonces en la UIA, salieron a aplaudirlo. Era el comienzo del desmantelamiento del tejido productivo de la Argentina y de la desnacionalización de la industria. ¡Que visión de país tan grande mostraban nuestros empresarios!
Andando el tiempo, pero no muchos años después, luego de haber sido caracterizados en los años ochenta elogiosamente como los "Capitanes de la Industria", estos mismos empresarios, que ya habían crecido y se habían concentrado a costa de la mediana y pequeña empresa, y gracias a la estatización parasitaria de su deuda externa realizada por Domingo Cavallo como director del Banco Central, volvieron a las andadas y cantaron loas al modelo menemista. Nada menos que a una vuelta de tuerca sobre la misma estrategia neoliberal de la dictadura, de destrucción productiva.
Los señores de la UIA les explicaron entonces a los argentinos las ventajas del 1 a 1, de la apertura económica externa, de la desregulación de la economía interna, del achicamiento de Estado, etc., etc. Se olvidaron interesadamente de avisar sobre quienes recaerían los costos. Fueron así cómplices de terminar la obra de achicar el país que inició Martínez de Hoz. A cambio de ello o vendieron sus empresas a firmas extranjeras a precio de oro y se llevaron la plata al exterior, o las agrandaron a costa del Estado, del resto de los industriales menores y de la gran mayoría de sus compatriotas.
Cuando todo se derrumbó aquel 19 y 20 de diciembre del 2001, promovieron -presidencia de Duhalde mediante- una violenta devaluación con pesificación asimétrica de sus deudas, que las licuara e hiciera recaer al mismo tiempo duramente la crisis sobre las espaldas de los que menos tenían. Poco tiempo después, al llegar Néstor Kirchner a la presidencia hicieron el verso (manifiesto además, siguiendo su historia) de que ellos admiraban a la "burguesía brasileña" en su defensa del interés nacional. Y el gobierno se los creyó. Y los puso como ejemplo para la reconstrucción del país, como si estos mismos empresarios no hubieran contribuido decididamente a su decadencia.
Por supuesto aprovecharon entonces para promover todas las medidas económicas posibles que les aseguraran las mayores tasas de ganancias durante el crecimiento de la economía. Ahí estuvieron como supuestos adalides de la reindustrialización Techint y compañía. Y el gobierno por su lado explicando lo importante que era reconstruir la "burguesía nacional" para tener un país en serio, en lugar de desconfiarles, darles menos concesiones y fortalecer el Estado en la economía.
Néstor y Cristina Kirchner les hablaron "con el corazón" y estos empresarios -como era de preverse- les contestaron con el "bolsillo". Como alguna vez dijo de los mismos personajes Juan Carlos Pugliese 20 años atrás. En concreto y en cuanto pudieron Techint y sus pares, en lugar de invertir para aumentar genuinamente sus ganancias, procedieron a buscar esto a través del aumento de los precios. Desentendiéndose de los perjuicios causados a la mayoría de la sociedad, y empezando a desgastar así al propio gobierno que los había mimado. Como la fábula del escorpión y la rana.
Cuando ese desgaste -como era inevitable si no se tomaban medidas mas firmes que los gestos grandilocuentes del inefable Moreno- se fue trasladando a lo político, rápidamente estos señores tomaron distancia del gobierno; y pusieron nuevamente al frente de la UIA a sus dirigentes mas liberales. Habían cambiado los tiempos, como no, de volver entonces a lo de siempre se trataba.
A tal punto que rasgándose las vestiduras porque Chávez, en soberana actitud, decidió nacionalizar algunas empresas (entre ellas -¡que horror!- un par de Techint) vociferan que hay que impedir la entrada de Venezuela al Mercosur en represalia. Muy atrás quedaron aquellas manifestaciones de estos empresarios en apoyo a la constitución de un gran mercado regional, que favoreciera el desarrollo de empresas capaces de intervenir en el comercio mundial; de buscar en dicho mercado economías de escala; de avanzar por este camino hacia la independencia económica; y así sucesivamente. Si hasta parecían burgueses con conciencia y vocación nacional, deseosos de fortalecer no solo el mercado interno sino también el regional ampliando el Mercosur.
Que poco duró la ficción, que rápido que mostraron la vieja hilacha. Son los mismos empresarios lamebotas, los que siempre, siempre han buscado agrandar sus fortunas achicando el país. Y deberá reflexionar el gobierno porqué nos agarra esta previsible conducta sin haber nacionalizado el gas y el petróleo, sin cambiar las reglas infames de la minería actual, sin modificar la ley de entidades financieras de la dictadura, sin transformar el sistema impositivo regresivo que permite la sobrevivencia de una muy grosera distribución de la riqueza.
Deberá analizar el kirchnerismo cuanto hubo de incorrecto en confiarse en esta “burguesía nacional” que ahora le da la espalda, en lugar de fortalecer el Estado y apoyarse para ello en los trabajadores y el pueblo movilizado.
Humberto Tumini