sábado, 27 de junio de 2009

El 25 de Mayo de 1810 : ¿ quienes se liberaron y quienes profundizaron su resistencia al estado colonial ? ...






Entrevista al senador aymara Lino Villca



"Cinco siglos en guerra… y sigue"




"Somos un solo pueblo en lucha por nuestros derechos, y buscamos la autodeterminación frente a los estados coloniales."





IPS




Los pueblos indígenas de América continúan viviendo en una guerra que ya lleva 517 años y buscan la toma del poder político para gobernarse y desplazar a los estados coloniales, dice el senador boliviano Lino Villca al explicar las protestas y violencia registradas en la selva amazónica de Perú.


En una entrevista concedida a IPS, Villca indica que la lucha organizada de los indígenas se ha reanudado en 1992, y considera que la resistencia a la explotación de recursos naturales de parte de nativos en Bagua, en la nororiental región peruana de Amazonia, es un renacer de los pueblos inspirados en el pensamiento del presidente de Bolivia, el indígena aymara Evo Morales.


El senador Villca es un agricultor de coca de la región semitropical de los Yungas, en el norte del departamento de La Paz, y fue uno de los actores del proceso de formación del hoy gobernante Movimiento al Socialismo en función de la identidad cultural y las antiguas organizaciones pre-coloniales. Al igual que Morales, es de la etnia aymara.


"No acepto y condeno la versión del estado peruano que quiere culpar de injerencia política al hermano Morales y de la muerte de 50 indígenas en la selva de ese país", indicó Villca en referencia a los choques en Bagua. Las autoridades dijeron que las víctimas fatales en ese lugar fueron 24 policías y 10 nativos, pero jefes comunitarios aseguran que fueron asesinados decenas de manifestantes.



IPS: ¿Cuál es el origen de las luchas que libran en América los pueblos indígenas?


LINO VILLCA: Desde Venezuela, pasando por Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina, parte de Paraguay y Chile, somos históricamente un solo pueblo representado por el gran (imperio del) Tahuantinsuyo.


En 1533 teníamos un líder político que se llamaba Atahuallpa y como pueblos no tuvimos fronteras hasta la llegada de los españoles, que organizaron el territorio americano en virreinatos. Aun a pesar de ello, estábamos organizados como un sólo pueblo.


En 1781, la gran sublevación ante la corona (española) fue comandada en al altiplano, que ahora es territorio de Bolivia, por Tupak Katari y Bartolina Sisa, mientras que los hermanos Nicolás y Tomás Katari encabezaron la rebelión hasta Tucumán, hoy Argentina.


La zona andina que ahora pertenece a Perú fue escenario de las luchas de TupacAmaru, que se extendieron hasta las regiones que hoy comprenden Ecuador.


Ese fue el gran grito libertario en América. Posteriormente, a comienzos del siglo XIX, vendría el descuartizamiento de nuestros territorios en repúblicas.



IPS: ¿Dónde nace ese deseo de unificar las luchas de los pueblos indígenas de América?


LV: Hoy los aymaras y quechuas continúan siendo un solo pueblo dentro de los estados coloniales con fronteras, con una historia milenaria que trasciende los 517 años desde la invasión española.


Por ello, hoy trabajamos a nivel internacional por el respeto a los pueblos aborígenes para ser consultados sobre el uso de los recursos naturales.


Es cumplir con la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, que reconoce la libre determinación sobre sus recursos, su economía y organización.


En ese marco, desde 1992, los pueblos aztecas, mayas, del antiguo Tahuantinsuyo y Kollasuyo, hemos tenido grandes encuentros pidiendo a los estados coloniales el derecho a autogobernarnos.


Nos preguntamos: ¿quiénes somos, a dónde vamos y quiénes nos gobiernan? Pensamos que cortaron nuestras ramas, los tallos, pero nunca pudieron cortar nuestras raíces. Un pueblo sin identidad es un pueblo sin destino.



IPS: ¿Cómo se ha traducido este pensamiento en las organizaciones sociales de Bolivia?



LV: A raíz de ese pensamiento, en Bolivia hemos construido un instrumento político con un proceso de formación de líderes con identidad de los pueblos indígenas. De ese periodo surgieron líderes esclarecidos como Felipe "Mallku" Quispe, Alejo Veliz y el propio Evo Morales, el primer presidente indígena en el continente, mientras van cayendo los neoliberales.


Los pueblos indígenas reconocen a Morales como su presidente, al margen de los presidentes de sus estados.


Los pueblos indígenas de Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia reconocen el mandato de Morales y esperamos que surjan líderes indígenas en estos estados para gobernarnos.


Hemos tenido presidentes coloniales como Gonzalo Sánchez de Lozada (1992-1997 y 2002-2003 en Bolivia) que se ha bañado con la sangre indígena y luego fue expulsado, y un prefecto (gobernador) del departamento de Pando, Leopoldo Fernández, quien cometió genocidio con la muerte de 15 indígenas en septiembre de 2008.


No acepto y condeno la versión del estado peruano que quiere culpar de injerencia política al hermano Evo Morales y de la muerte de 50 indígenas en la selva de ese país.


Somos un solo pueblo en lucha por nuestros derechos, y buscamos la autodeterminación frente a los estados coloniales.



IPS: Un mensaje de Morales dirigido al encuentro de los líderes aymaras de América, también llamada Abya Ayala, generó una reacción del gobierno de Lima.



LV: Este encuentro se realiza desde 1992, es la gran cruzada intercontinental, y luego creamos el Consejo Andino de los cocaleros de Bolivia, Perú y Colombia. Nuestro presidente Morales siempre tuvo participación en todos esos foros.



IPS: ¿Cuál es la naturaleza y el origen del reconocimiento de los pueblos indígenas al liderazgo de Morales?


LV: Es que es un líder de identidad, de nación, frente a un estado establecido e, implícitamente, infunde un pensamiento (entre los sectores aborígenes), y eso no significa injerencia política. Es un llamado de la sangre que se expresa sin necesidad de un contacto verbal con el líder. En Perú surgirá un dirigente así porque hay un despertar en la conciencia de los pueblos indígenas.




IPS: ¿Después de varios siglos de sacrificio humano y de derramamiento de sangre indígena, cuándo acabará esta lucha?



LV: Es una guerra de 517 años.

  • Es una lucha por una nación con millones de muertos,
  • desde la explotación en las minas de plata con el exterminio de indígenas,
  • transitando por las sublevaciones de 1871 desde Quito hasta Tucumán
  • y el sacrificio de vidas en la lucha por la independencia
  • donde los indígenas fueron actores en lugar de los criollos y mestizos.


Es una guerra permanente hasta su consolidación. En Bolivia ha comenzado este proceso.



IPS: ¿La llegada al poder político en Bolivia no implica el final de la guerra?


LV: Hoy no estamos consolidados en Bolivia, hemos apostado al marco jurídico de la democracia y tenemos mucho que avanzar. El reconocimiento de las 36 nacionalidades en la nueva Constitución debe reafirmarse en el nuevo reordenamiento jurídico.


La derecha se resiste y no deja de ser dominante ante los pueblos, y en Perú el enfrentamiento con más de 50 muertos ha roto el hielo y el amordazamiento de la política del estado colonial que prohibía las manifestaciones públicas.


Mañana serán los aymaras de Puno (departamento de Perú), pasado serán los quechuas de Cusco (antigua capital del imperio inca) y luego se unirán las nacionalidades de Perú, siguiendo los pasos de la rebelión de los indígenas de la Amazonia

Freno a la pedagogía neocolonial

Freno a la pedagogía neocolonial



Las organizaciones indígenas y magisteriales de América Latina llevan ya muchos años de crítica y denuncia de los libros de texto que en las escuelas primarias y secundarias, institutos y universidades "tuercen y desprecian la historia de nuestros pueblos".

El 6 de junio pasado, Día del Maestro boliviano, el presidente Evo Morales promulgó tres decretos, uno de los cuales propone incentivar y brindar apoyo oficial a los profesores que escriban textos escolares. Explícitamente se refirió a Santillana, editorial española a la que acusó de imponer una "formación colonialista".


Santillana fue fundada en 1960 por Jesús Polanco Gutiérrez (1929-2008), quien empezó su carrera como librero modesto de Madrid y, con el tiempo, se convirtió en el personaje más influyente y poderoso de la llamada "transición democrática" y en amo absoluto del pulpo mediático Prisa.


Llevado de la mano por Manuel Fraga Iribarne (ilustre y legendario fascista gallego del Partido Popular), Polanco consiguió del generalísimo Francisco Franco la autorización para fundar El País (1973), periódico que arrancó con posiciones de izquierda, devino en "pragmático" y acabó alineado con las posiciones más conservadoras.


Seis años después, Polanco organizó la Fundación Santillana “… con el propósito de promover el estudio de nuevas técnicas educativas y de la comunicación”. Y gracias al tráfico de influencias de amigos incrustados en el régimen franquista y el Opus Dei, obtuvo buena información sobre la reforma educativa en materia de textos escolares.


Cuando la ley de Educación General Básica (EGB) fue aprobada, Santillana tenía todos los textos a punto. Pero en su libro El negocio de la libertad, el periodista español Jesús Cacho asegura que la verdadera fortuna de Polanco nació del juego de la exportación, sobrefacturando libros de España a Colombia, y desde Colombia a Estados Unidos.


Simultáneamente, Polanco se alzaba con el Instituto de Cooperación Iberoamericana, institución que le facilitó el acceso al general Augusto Pinochet, con quien hizo el negocio de su vida. Desde entonces, todos los niños chilenos se forman con los textos de Santillana, donde el tono peyorativo resulta similar al empleado por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo en su Tratado natural de las Indias (1535), totalmente opuesto al del madrileño Alonso de Ercilla en La Araucana, que narra la lucha entre mapuches y españoles (1569).


En México, la Secretaría de Educación Pública de Vicente Fox pagó 350 millones de dólares a editoriales privadas. Ochenta por ciento del negocio se lo llevaron ocho empresas. La más beneficiada fue Santillana (100 millones).


Los libros de Santillana llegaron a Bolivia con la reforma educativa de 1994 (financiada por el Banco Mundial) y durante el gobierno de Hugo Banzer (1997-2001), que licitó la elaboración de los textos oficiales por parte de la editorial española. Un par de señoritas, hijas de los ministros de educación, fueron agraciadas con pasantías de un año en la casa matriz.


La decisión del gobierno boliviano no fue improvisada. Desde enero pasado, el Ministerio de Educación venía alertando que los libros de Santillana no podían considerarse textos oficiales. Por ende, no debían ser exigidos a las familias. José Luis Álvarez, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores del Magisterio Urbano de La Paz, calificó los libros de la editorial de "malos, descontextualizados y nada didácticos".


Por ejemplo, al revisar Historia y Geografía 4 (edición 2007), los especialistas destacan "la notable fragmentación de información al estilo de la peor televisión: temas complejos que se resuelven con un bombardeo de recuadros en los que todo parece tener el mismo valor. Opiniones, párrafos entresacados de otros textos, preguntas, afirmaciones taxativas. Todo es mínimo, momentáneo, descartable".


Temas como "políticas mundiales de seguridad" (p. 190), "integración regional sudamericana" (p. 186), "acuerdos económicos e integración mundial" (p. 184), Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Área de Libre Comercio de las Américas, Organización Mundial de Comercio se explican como "procesos naturales" de estructuras e instituciones que el libro asume como realidades incuestionables y carentes de antecedentes e historia. Asimismo, la pobreza (p. 144) se califica como "problema", "realidad", "condición", evitando el análisis serio y profundo de sus causas. Las tareas e investigaciones que sugiere este capítulo, muy comentado, se mantienen a nivel de descripciones generales, desarticuladas y descontextualizadas, recurriendo a lo fugaz y transitorio.


El negocio de Santillana cuenta con el apoyo del Estado español, que por mediación de los denominados créditos FAD, obligan a los países firmantes a adquirir bienes y servicios españoles, en particular materiales relacionados con proyectos educativos que son producidos y vendidos por empresas de este país.


En un intento por legitimar la producción de Santillana, un periódico derechista de Santa Cruz, se apresuró a indicar que todos los textos de la editorial son made in Bolivia (sic).



jueves, 25 de junio de 2009

Un viaje por las ruinas del imperio - De Detroit al Amazonas - El delirio de la razón industrial: FORLANDIA


De Detroit al Amazonas

El colapso de la industria automotriz imperial de EE.UU.

Tom Dispatch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Introducción del editor de Tom Dispatch

En los años veinte el eslogan de ventas no se andaba con miramientos: “Ford, el coche universal.” En la década de los cuarenta, a la espera de una época dorada, se mostraba esperanzado: “Hay un Ford en tu futuro.” En los cincuenta y sesenta, tenía miras amplias: “Ford tiene una idea mejor.” En los setenta, un ligero tono suplicante: “Ford quiere ser la compañía de tu coche.” En los ochenta, se había convertido en una pregunta: “¿Has conducido un Ford últimamente?” En 2004, era simplemente una mentira: “Ford, construido para la carretera que te espera.” Ahora, que sepamos, debiera haber sido algo como: “Ford, hecho para el precipicio del futuro.”


En retrospectiva los Tres Grandes, tuvieron otrora la misma autoseguridad imperial respecto al producto. Chevrolet, claro está, era “el latido de EE.UU.” Cadillac fue “el estándar del mundo.” Buick, “el espíritu del estilo de EE.UU.” Y Pontiac: “Somos la pasión de conducir.” Bueno, ya no, mi amigo.


Todavía tengo mi viejo Ford Taurus, pero el otro día, el Wall Street Journal publicó un artículo sobre Detroit señalando que, aunque todavía pueda mantener el mismo lema, la “Ciudad del Automóvil”, igual que las líneas anteriores, parece representar la más triste de las historias. “Tienes que abandonar la ciudad,” señaló Andrew Grossman del Journal, sólo para comprar un nuevo Chrysler o un Jeep, ahora que los concesionarios locales han cerrado sus negocios. Lo mismo vale si quieres comprar un libro nuevo, ya que la cadena de librerías Borders, fundada a sólo 60 kilómetros de distancia, cerró su tienda en Detroit en junio. Lo mismo vale para casi todo lo demás. Ya ni siquiera hay una tienda de comestibles de alguna cadena nacional en algún sitio de la ciudad. ¡Y que me hablen de que EE.UU. se vacía!


El otro día presenté algunas recomendaciones para la lectura de verano. Tengo una sugerencia más: considéralo tu lección de historia de EE.UU., totalmente extraño, profundamente cautivador, para los cálidos meses del colapso automotor estadounidense. Hablo de “Fordlandia, The Rise and Fall of Henry Ford's Forgotten Jungle City” [Fordlandia, el ascenso y la caída de la ciudad en la selva de Henry Ford] de Greg Grandin. Como colaborador regular de TomDispatch, Grandin lo deja asombrosamente claro a continuación, la historia que cuenta no podría ser más relevante para nuestro momento difícil de catástrofe económica y automotriz – o más extraño. Tom



Un viaje por las ruinas del imperio



De Detroit al Amazonas



Greg Grandin


El imperio termina con una retirada. No, como muchos supusieron hace unos años, de Iraq. Allí, como en Afganistán, aguantamos hasta el final, pase lo que pase, atrapados en la mayor acumulación de chatarra “demasiado grande para fracasar”. Pero, una retirada de Detroit.


Por cierto, la verdadera evacuación de la Ciudad del Automóvil comenzó hace décadas, cuando Ford, General Motors, y Chrysler comenzaron a transferir más y más de sus operaciones fuera del área del centro hacia áreas rurales más difíciles de sindicalizar y, finalmente, al extranjero. Incluso cuando la economía florecía en los años cincuenta y sesenta, cada día 50 residentes de Detroit ya hacían sus maletas y partían de la ciudad. Para cuando cayó el Muro de Berlín en 1989, Detroit ya tenía decenas de miles de lotes baldíos y más de 15.000 casas abandonadas. Impresionantes edificios Beaux Arts y modernistas fueron abandonados para que volvieran a la naturaleza, sus pisos y techos cubiertos por pasto. Ahora apenas sirven de recargadas pajareras.


En términos mitológicos, sin embargo, Detroit sigue siendo la cuna ancestral del celebrado capitalismo estadounidense. Y mirando hacia los años por venir, la repentina desintegración de los Tres Grandes en este año seguramente será vista como un golpe al poder estadounidense comparable con el fin del Raj, la pérdida de India por Gran Bretaña, esa joya en la corona imperial, en 1948. Olvidemos la posesión de una colonia o de la bomba, en la segunda mitad del Siglo XX, la verdadera marca de una potencia mundial fue la capacidad de hacer un motor V-8 de precisión.


Ha habido abundantes disecciones de lo que anduvo mal en la industria automotriz, así como cariñosas reminiscencias sobre los días juveniles de Detroit, sobre inmensos ‘tailfins’ y carburadores de doble cuerpo. El año pasado, el icónico Clint Eastwood incluso acabó con el icónico trabajador automovilístico blanco en su cinta Gran Torino. Pocos de estos post mortem han dado a conocer, sin embargo, hasta qué punto Detroit fue crucial para la política exterior de EE.UU. – no sólo como sostén de la economía de alta tecnología, de altos beneficios por la exportación, de EE.UU., sino como confirmación de nuestro sentido de nosotros mismos como primera potencia del mundo (aunque al vincular la desaparición de Detroit con la repercusión de la guerra ilegal del presidente Nixon en Laos, Eastwood por lo menos llegó más cerca que la mayoría).


Detroit no sólo suministró una corriente continua de símbolos del poder cultural de EE.UU., sino ofreció el conocimiento organizativo necesario para dirigir una vasta empresa industrial como una compañía automotriz – o un imperio. A los eruditos les encanta citar al presidente de GM, Charlie “Engine” Wilson, quien dijo genialmente que pensaba que lo que era bueno para EE.UU. “era bueno para General Motors, y viceversa.” Pocas veces se señala, sin embargo, que Wilson hizo su observación en su audiencia de confirmación ante el Senado para ser Secretario de Defensa de Dwight D. Eisenhower. En el Pentágono, Wilson impuso el modelo burocrático corporativo de GM a las fuerzas armadas, modernizándolas para librar la Guerra Fría.



Después de GM, le tocó a Ford tomar las riendas, y John F. Kennedy nombró a su director ejecutivo



Robert McNamara y sus “niños precoces” para que prepararan a las tropas estadounidenses para una “larga lucha nebulosa, año tras año.” McNamara utilizó el enfoque de “administración de sistemas” integrado de Ford para lanzar una “matanza mecanizada, deshumanizada” desde los cielos contra Vietnam, Laos y Camboya, como la describiera una vez el historiador Gabriel Kolko.


Tal vez, por lo tanto, deberíamos pensar en las ruinas de Detroit como nuestro Foro Romano. Tal como los arcos triunfales de Roma todavía nos recuerdan sus pasadas victorias imperiales en Mesopotamia, Persia, y otros sitios, así los actuales edificios dilapidados de ‘Motown’ invocan la supremacía en rápida desaparición de EE.UU.


Entre los más imponentes está la fábrica de Henry Ford en Highland Park, cerrada desde fines de la década de los cincuenta. Apodada Palacio de Cristal por sus muros de vidrio desde el piso al techo, fue donde Ford perfeccionó la producción en línea de montaje, construyendo 9.000 Modelo T por día – un millón hasta 1915 – catapultando a EE.UU. a años luz por delante de Europa industrial.


También allí Ford pagó por primera vez a sus trabajadores cinco dólares por día, creando uno de los vecindarios de clase trabajadora de más rápido crecimiento y más próspero de todo EE.UU., repleto de excelentes casas de estilo Artes y Oficios. Actualmente, Highland Park parece una zona de guerra, con calles cubiertas de trozos de vidrio y flanqueadas por casas quemadas. Más de un 30% de su población vive en pobreza, y más vale no conocer las cifras de desempleo (más de un 20%) o los ingresos anuales promedio (menos de 20.000 dólares).


Hay un recuerdo de que no fue siempre así. Una pequeña placa de registro histórico delante de la fábrica Ford dice: “la producción en masa pronto pasó de aquí a todas las fases de la industria estadounidense y sentó las bases para la abundancia de la vida del Siglo XX.”



EE.UU. en el Amazonas



Para comprender verdaderamente hasta dónde ha caído EE.UU. de las alturas de su grandeza industrial – y para comprender cómo esa grandeza condujo a estupendos actos de locura – hay que visitar otro conjunto de ruinas lejos del cinturón de óxido del medio oeste estadounidense; yacen, en lo profundo (y casi olvidadas) en, de todos los lugares imaginables, en la selva tropical del Amazonas brasileño. Allí, cubierto por enredaderas tropicales, está el testamento de Henry Ford para la creencia de que el Modo de Vida Estadounidense podía ser fácilmente exportado, incluso a uno de los sitios más salvajes del planeta.


Ford poseía bosques en Michigan, así como minas en Kentucky y West Virginia, que le daban el control sobre todos los recursos naturales necesarios para hacer un coche – con la excepción del caucho. De modo que, en 1927, obtuvo una concesión de tierras amazónicas del tamaño de un pequeño Estado estadounidense. Ford podría haber establecido simplemente oficina de adquisición, y comprado caucho de productores locales, dejando que vivieran sus vidas a su gusto. Es lo que hacían otros exportadores de caucho.


Ford, sin embargo, tenía ideas más grandiosas. Se sintió en la obligación de cultivar no sólo “caucho sino también a los recolectores de caucho.” De modo que se lanzó a superponer el modo de vida estadounidense a Amazonia. Hizo que sus gerentes construyeran casas con techos de tejas al estilo Cape Cod para la mano de obra brasileña que contrató. Los instó a plantar jardines y huertas y a comer pan de trigo, arroz integral, melocotones de Michigan en latas, y harina de avena. Llamó su ciudad en la selva, con orgullo apropiado, Fordlandia.



Eran los años veinte, por supuesto, y por lo tanto sus gerentes impusieron la Prohibición del alcohol, o por lo menos trataron de hacerlo, aunque no era una ley brasileña, como en EE.UU. en esos días. Los fines de semana, la compañía organizaba bailes de ‘square dance’ y declamación de poesía de Henry Longfellow. El hospital construido por Ford en la ciudad ofrecía atención sanitaria gratuita a trabajadores y visitantes por igual. Fue diseñado por Albert Kahn, el renombrado arquitecto que construyó una serie de los edificios más famosos de Detroit, incluido el Crystal Palace. Fordlandia tenía una plaza central, aceras, fontanería interior, céspedes cuidados, un cine, tiendas de zapatos, heladerías y perfumerías, piscinas, canchas de tenis, un campo de golf y, por supuesto, Modelos T que circulaban por sus calles pavimentadas.


El choque entre Henry Ford – el hombre que redujo la producción industrial a los movimientos más simples a fin de producir una serie de productos infinitamente idénticos, el primero indistinguible del millonésimo – y el Amazonas, el ecosistema más complejo y diverso del mundo, fue chaplinesco en lo absurdo, y produjo un desfile de calamidades propias de una película de Hollywood. Hay que pensar en “Tiempos Modernos” que se encuentra con “Fitzcarraldo”.


Los trabajadores brasileños se rebelaron contra el puritanismo de Ford y la naturaleza se rebeló contra su regimentación industrial. Dirigida por administradores incompetentes que sabían poco de la plantación de caucho y mucho menos de ingeniería social, Fordlandia se vio plagada en sus primeros años por el vicio, peleas con cuchillos, y disturbios. El sitio parecía menos ‘Nuestro Pueblo’ que Deadwood, y burdeles y bares se propagaban por sus bordes.


Ford finalmente logró controlar su feudo homónimo, pero como insistió en que sus administradores plantaran los gomeros en filas cerradas – en sus fábricas en Detroit, Ford acercó genialmente a sus máquinas para reducir los movimientos – creó realmente las condiciones para la propagación explosiva de los insectos y plagas que viven del caucho, y estos terminaron por devastar la plantación. Durante casi dos décadas, Ford invirtió millones y millones de dólares en el intento de lograr que su utopía en la selva trabajara al estilo estadounidense, pero ni una gota de látex de Fordlandia llegó a introducirse en un coche Ford.


Lo más espeluznante de todo esto es lo siguiente: Hoy en día, las ruinas de Fordlandia se parecen en mucho a las de Highland Park, así como otras ciudades en el cinturón de óxido que otrora resonaban con vida centrada en una fábrica ahora han retornado a la maleza. Existe, de hecho, un extraño parecido entre el depósito de agua oxidado de Fordlandia, su aserradero con los vidrios rotos y su planta eléctrica vacía y los cascarones de las mismas estructuras en Iron Mountain, una decaída ciudad industrial en la península superior de Michigan que también solía ser una ciudad de Ford.


En el Amazonas, el hospital de Albert Kahn se ha derrumbado, la selva ha recuperado el campo de golf y las canchas de tenis, y los murciélagos se han establecido en casas en las que vivieron en otros días los gerentes estadounidenses, cubriendo sus paredes de yeso con una capa de guano. No hay una placa conmemorativa que marque su lugar en la historia, Pero Fordlandia, no menos que la ruina de Detroit, es un monumento a los titanes del capital estadounidense – ninguno más titánico que Ford – que creyeron que EE.UU. ofrecía un modelo universal, y universalmente reconocido, para el resto de la humanidad.



Misión en la selva


Sería fácil leer la historia de Fordlandia como una parábola para la arrogancia. Con una gran determinación e indiferencia sobre el mundo que parecen demasiado familiares, Ford rechazó deliberadamente el consejo de expertos y se lanzó a convertir el Amazonas en el Medio Oeste de su imaginación. Mientras más fracasaba el proyecto como tal – es decir, la producción de caucho – más lo defendían los funcionarios de Ford como misión civilizadora; se puede pensar en ello como una especie de distante muestra previa del conjunto en permanente expansión de justificaciones de los motivos por los cuales EE.UU. invadió Iraq hace seis años.



Pero Fordlandia penetra de un modo más profundo en la médula de la experiencia estadounidense.



Hace más de 50 años, el historiador de Harvard, Perry Miller, dio una famosa conferencia que intituló "Misión en la selva."


En ella trató de explicar por qué los puritanos ingleses partieron, para comenzar, hacia el Nuevo Mundo, en lugar de ir, digamos, a Holanda. Fueron, sugirió Miller, no sólo para escapar a la corrupción de la Iglesia de Inglaterra, sino para completar la reforma protestante de la cristiandad, que se había estancado en Europa.


Los puritanos no huyeron al Nuevo Mundo, dijo Miller, sino más bien trataron de dar a los fieles en Inglaterra un “modelo que funcione” de una comunidad más pura. Dicho de otra manera, algo central desde el comienzo para la expansión en América fue una “profunda inquietud”, un sentimiento de que “algo ha andado mal” en casa. Cuando la Colonia de la Bahía de Massachusetts sólo tenía unas pocas décadas, el descontento Cotton Mather comenzó a aprender español, pensando que se podría crear una mejor “Nueva Jerusalén” en México.


La fundación de Fordlandia fue impulsada por una intranquilidad semejante, un sentido de desgaste, incluso en buenos tiempos, de que “algo había ido mal” en EE.UU.



Cuando Ford se lanzó a su aventura amazónica, ya había pasado la mayor parte de dos decenios, y una gran parte de su enorme fortuna, tratando de reformar la sociedad estadounidense. Sus frustraciones y descontento con la política y la cultura interior eran numerosas. La guerra, los sindicatos, Wall Street, los monopolios de la energía, los judíos, los bailes modernos, la lecha de vaca, Teodoro y Franklin Roosevelt, los cigarrillos y el alcohol fueron algunos de sus numerosos blancos y quejas.


Pero debajo de todos esos enojos imaginarios se agitaba el hecho de que la fuerza que el capitalismo industrial había ayudado a desatar estaba socavando el mundo que esperaba restaurar.


Ford predicaba con la confianza de un pastor su única y verdadera idea: que una productividad en crecimiento permanente combinada con una remuneración en crecimiento permanente mitigaría el penoso trabajo humano y crearía prósperas comunidades de la clase trabajadora, y beneficios corporativos dependientes de la continua expansión de la demanda de los consumidores.


“Altos salarios,” como dijo Ford, para crear “grandes mercados.”


A fines de los años veinte, el fordismo – cómo llegó a ser llamada esa idea – era sinónimo de forma de pensar estadounidense, envidiada en todo el mundo por tener un capitalismo industrial aparentemente humanizado.


Pero el fordismo contenía en sí las semillas de su propia destrucción: la ruptura del proceso de montaje en tareas cada vez más pequeñas, combinada con rápidos progresos en el transporte y la comunicación, facilitó que los fabricantes se salieran de la relación de dependencia establecida por Ford entre altos salarios y grandes mercados. Los bienes podían ser producidos en un sitio y vendidos en otro, eliminando el incentivo que los empleadores tenían para pagar a los trabajadores lo suficiente para que compraran los productos que fabricaban.


En Roma, las ruinas aparecieron después de la caída del imperio. En EE.UU., la destrucción de Detroit ocurrió incluso mientras el país se elevaba a nuevas alturas como superpotencia.


Ford percibió temprano esa desarticulación y reaccionó ante ella, tratando por lo menos de ralentizarla de maneras cada vez más excéntricas.


Estableció por todo Michigan una serie de “aldeas-industrias” descentralizadas hechas para equilibrar el trabajo agrícola e industrial y rescatar el EE.UU. de los pequeños poblados.


Pero sus comunas pastorales no podían competir ante el poder puro de los cambios en cuya concepción Ford había tenido un rol tan importante.


De modo que se volvió al Amazonas para crear su Ciudad sobre la Colina, en este caso una ciudad en un valle de un río tropical, reuniendo todas las numerosas variedades de su creencia en lo utópico en un último y desesperado intento de tener éxito.


Hace casi un siglo, el periodista Walter Lippmann observó que el impulso por rehacer el mundo, representó una cepa común de “característica estadounidense primitiva,” reforzada por una confianza nacida de logros sin igual.


Luego continuó con una pregunta que quería ser sarcástica pero que, en los hechos, fue demasiado profética: “¿Por qué el éxito en Detroit no debiera garantizar el éxito frente a Bagdad?” Conocemos la ruina que acaeció en Detroit. ¿Hasta dónde en Bagdad? ¿Hasta dónde en EE.UU.?

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Greg Grandin es profesor de historia en la Universidad de Nueva York y autor numerosos libros, el más reciente “Fordlandia: The Rise and Fall of Henry Ford's Forgotten Jungle City,” (Metropolitan 2009). Para contactos escriba a: grandin@nyu.edu.

Copyright 2009 Greg Grandin

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Las máscaras estatistas del sistema capitalista



Las máscaras estatistas del sistema capitalista

eticamundo.blogspot.com





La conformación y vigencia del sistema capitalista mundial desde la primera revolución industrial hasta nuestros días, sólo ha sido posible gracias a la intervención del Estado como regulador y promotor de la economía local. En este sentido, pareciera que los dogmas neoliberales que pugnan por la desregulación y la mínima intervención del Estado en la economía no dejan de ser una paradoja que encuentra asidero en la historia económica.


Así pues, la mecanización de la industria textil en la primera revolución industrial (1750-1840), afianzó a Inglaterra como el gran “taller del mundo”, convirtiéndose así en el principal promotor de las ideas librecambistas expuestas por Smith y Ricardo. En ese sentido, comenzó una búsqueda por ampliar sus mercados y consolidar su comercio en el exterior.


Por otra parte, el resto de los países del mundo se encontraban atrasados industrialmente en relación a Gran Bretaña, por lo tanto estaban condenados a ser proveedores de mercancías con menor valor agregado. A la luz de los hechos, los capitales industriales de Alemania, Francia y EEUU no aceptaron el libre cambio y exigieron el apoyo de sus Estados para impulsar el desarrollo de la industria local. Así, en las tres o cuatro décadas antes de la Primera Guerra Mundial, la industrialización estaba dirigida principalmente a los mercados internos y en segundo lugar al mercado mundial. Mientras mayor y más expansivo era el desarrollo capitalista, aún más fuertes eran las políticas proteccionistas de estos Estados.


La crisis de 1929 en EEUU hizo más visible la intervención pública, promoviendo medidas de regulación en la economía en aras de preservar el “Estado de Bienestar”. De este modo, aparecieron los planteamientos de Keynes bajo la justificación de los fallos del mercado. Así, el Estado debía establecer políticas de orden fiscal y monetario para causar efectos sobre la inversión de los niveles de demanda efectiva del sistema.


Al término de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos pasaron a obtener la hegemonía del sistema capitalista internacional – debido al debilitamiento de las economías de Europa producto de la guerra, así como también la alta productividad de la industria armamentista norteamericana durante la misma – y por tanto se convirtió en el principal promotor del libre cambio. De este modo, en 1944 en la conferencia de Bretton Woods, el dólar se instituyó como la moneda referencial del sistema internacional de pagos.


A su vez, el desarrollo de Alemania y Japón fue comandado por el Estado que promovió la formación de carteles y conglomerados que tuviesen capacidad de hacerse competitivos en el mercado internacional.



De igual manera, el aumento de la deuda pública mundial en la década de los 70´s, 80´s y 90´s, fue producto de políticas estadales de grupos conservadores neoliberales norteamericanos. En ese sentido, una política de elevación de las tasas de interés de los EEUU en 1979, elevó las tasas de interés mundial, aumentando la deuda pública de 36% en 1973 a 67,3% en 1994.


Por otro lado, los altos niveles de gasto público en los países capitalistas han representado una constante a través de los años, en ese sentido, Theotonio Dos Santos aporta la siguiente cifra: “En los Estados Unidos de Ronald Reagan, el gasto público subió de 31,8% del PIB en 1980 al 33,5% en 1994. En el Reino Unido de Madame Thatcher y sus herederos conservadores, la participación del gasto público en el PIB cayó de 43% en 1980 a 39,9% en 1990, y vuelve a 42,9% en 1994”


Uno de los rasgos más claros de esta paradoja a la que hicimos referencia en los primeros párrafos, la vemos en las medidas proteccionistas de los Estados Unidos, tanto en la industria de la agricultura como del acero. Estas políticas tienen truncadas las negociaciones en el seno de la OMC, debido a que paradójicamente los Estados Unidos promueven el libre cambio en la agricultura, mientras que su industria goza de un 70% de subsidios, representando una inversión de 180.000 millones de dólares en diez años – medida aprobada en el gobierno de George W Bush –



La Máscara neoliberal en Venezuela


El Estado venezolano no permaneció alejado de ese rol enmascarado de promotor del sistema neoliberal, por el contrario, contamos con una larga historia de acontecimientos que refuerzan nuestra tesis. Para ello, hemos de utilizar dos ejemplos:


La nacionalización de la industria petrolera en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974), la cual ha sido uno de los mayores fraudes en la historia venezolana. De este modo, el proyecto de nacionalización, después de haber sido discutido y respaldado por un grupo numeroso de personas – desde políticos hasta profesores – sufrió una modificación por parte del presidente Pérez, en la cual incluyó el artículo N°5 dando legitimidad jurídica al Estado para realizar convenios con empresas petroleras transnacionales.


De esta manera, cada concesionaria extranjera fue convertida en filial de la industria nacional, así pues, la Creole Petroleum Corporation pasó a llamarse Lagoven, la Mobile ahora se llamaba Llanoven, y así con el resto de las filiales. Estas empresas transnacionales siguieron operando en el país bajo condiciones idénticas al período anterior a la nacionalización, siendo el argumento del Estado, que ellos desconocían cómo eran los procesos de comercialización de la industria petrolera.


De igual forma, según cifras de PDVSA, el ejecutivo indemnizó a las concesionarias extranjeras por más de cuatro mil trescientos millones de bolívares (4.300.000 Bs), cifras que superaban los beneficios que podrían haber llegado a obtener estas empresas hasta el año 1983 – año en que se vencía la concesión para operar en el país –


De la misma manera, la llamada internacionalización de PDVSA, además de significar un duro gasto en la adquisición de filiales en el extranjero, sirvió para la evasión fiscal.


El segundo ejemplo al cual queremos hacer referencia, son las medidas del “paquete neoliberal” que desencadenaron el caracazo en el año 1989. Estas medidas tomadas por el ejecutivo nacional en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, manifestaban lo siguiente: solicitud de un nuevo crédito ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentando la deuda externa del país, privatización de empresas públicas, eliminación de las subvenciones, fomento de la descentralización, aumento del combustible y de las tarifas de transporte, entre otras.


Así pues, vemos en ambos casos como el Estado paternalista venezolano terminó siendo el principal promotor del sistema neoliberal en el país.


Finalmente, nos parece curioso que las grandes potencias económicas presenten el libre mercado como la mejor opción para los países en vías de desarrollo, cuando la historia nos dice que fue precisamente ese sistema al que le huyeron, para, por intermedio del Estado, desarrollar su industria local.


Por otra parte, no debemos pensar que por el simple hecho de fortalecer al Estado, estamos alejándonos de las premisas y las lógicas capitalistas.


Por el contrario, debemos estar más atentos, para que el Estado no se convierta en el principal generador de eso que algunos autores como Hilferding han llegado a llamar...


Para culminar, quisiéramos citar a Immanuel Wallerstein, quien recoge con esta afirmación los planteamientos que hemos esbozado en este trabajo:


  1. “Los Estados son un elemento crucial en la capacidad de los capitalistas para acumular capital (…)
  2. Los Estados actúan para domesticar a las poblaciones, ya sea por medio de la represión o del apaciguamiento.
  3. Los Estados son la fuente principal de las ideologías que persuaden a la masa de la población de que sea relativamente paciente”

Chomsky pone en duda cambios al sistema financiero - "Los cambios en Sudamérica son inspiradores" - Los "mitos" del libre comercio.-



El lingüista y activista Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo (I)


Chomsky pone en duda cambios al sistema financiero


BBC Mundo



"Hay críticos que señalan que Obama ha puesto a la Casa Blanca en el bolsillo de Wall Street, los que toman las decisiones en gran medida vienen de este círculo".


Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo en una entrevista en la que criticó el empeño de la administración Obama por rescatar a las grandes instituciones financieras, mientras se desmantela parcialmente al sector productivo.


Lingüista, activista, filósofo, Chomsky ha sido durante cuatro décadas uno de los más feroces críticos de la política exterior de su país.


Con 80 años, el académico estadounidense advierte contra los peligros de repetir términos sin preguntarnos realmente qué significan. ¿Qué dijo en realidad Adam Smith sobre "la mano invisible"?


Chomsky respondió desde la ciudad de Boston, donde enseña desde hace más de medio siglo en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussetts. La entrevista fue conducida por Dalia Ventura.


Publicaremos esta entrevista en tres partes.



Esta la primera, que reúne sus respuestas a las inquietudes de los lectores sobre las posibles salidas de la crisis financiera.


LA CRISIS FINANCIERA


Algunos lectores, como Alejandro Rodríguez, quieren saber si emergerá un nuevo mundo de esta crisis.


Bueno, será algo diferente. La crisis financiera surgió de lo que fue un raro ejemplo de experimento en libre mercado en los 70.


En las economías de EE.UU. y de otros países creció enormemente el papel de las instituciones financieras y declinó el rol del sector productivo. Y en el sector financiero prácticamente se eliminó toda regulación, aunque esto puede llevarnos a engaño.

Las grandes instituciones financieras, los bancos como Citigroup, tienen un seguro estatal, llamado "demasiado grande para permitir que colapse". O sea que si están en problemas el sector público los rescata como sucedió ahora.


Pero de forma inusual para los países ricos en ese momento siguieron las leyes del mercado y había un mito detrás de esto, el mito de la eficiencia de los mercados y de que todo estará bien si el Estado no interviene. Esto no tenía base ni teórica ni empírica y ahora esta teoría ha colapsado totalmente en forma vergonzosa.


Así que un cambio que tendrá lugar es que la ideología, la doctrina, debe ser revisada, era demasiado desastrosa.


Pero la estructura de las instituciones financieras no cambiará mucho probablemente y de hecho Obama está comprometido con esta visión. Hay críticos que señalan que ha puesto a la Casa Blanca en el bolsillo de Wall Street, los que toman las decisiones en gran medida vienen de este círculo.


CITIGROUP Y LA DEUDA LATINOAMERICANA


Las economías avanzadas tienen sectores estatales dinámicos que operan en diferentes formas en diferentes países y lo vemos ahora en el sector financiero.


Cuando las empresas están en problemas el público las rescata. Ahora esto se está dando en una gran escala, pero ya había sucedido antes, incluso con las mismas instituciones.


Por ejemplo, es el caso de Citigroup que está recibiendo enormes cantidades de fondos públicos para rescatarlo.

No es la primera vez. Lo mismo sucedió en el período de Reagan. Y en la década del 70, cuando el Banco Mundial estaba presionando muy fuerte a los países latinoamericanos para tomar enormes préstamos y endeudarse, asegurándoles que todo estaría bien. También estaban presionando a Citibank, que es ahora Citigroup, a que prestara grandes cantidades de dinero a gobiernos latinoamericanos diciendo que no habría problema.


Cuando Paul Volcker llegó a la Reserva Federal aumentó significativamente las tasas de interés y puesto que la deuda latinoamericana estaba atada a estos intereses, de repente los países latinoamericanos no podían pagar sus deudas.


En 1982, México incumplió sus pagos, lo que hubiera significado que Citigroup perdiera enormes cantidades de dinero. Su deuda era mayor que su capital y fue rescatado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que es esencialmente un brazo de la Tesorería estadounidense.


El FMI intervino, imponiendo programas de ajuste y restructuración en México y otros países, lo que significaba que primero debían pagar sus deudas, subir las tasas de interés para ralentizar la economía, cortar beneficios sociales. Pero había que pagar la deuda y así fue que Citigroup no colapsó gracias a una forma indirecta de intervención estatal. Y esto sucede una y otra vez.



TRENES ESPAÑOLES PARA EE.UU.


El enfoque cuando se trata del sector productivo, por ejemplo de la industria automotriz, es diferente. Ahí sí quieren demantelar parcialmente. Lo que están haciendo a la industria automotriz es un gran golpe a los trabajadores, a los sindicatos. Lo que está sucediendo ahora es casi surrealista.


Hay una tremenda crisis en lo que tiene que ver con el medio ambiente, lo que significa que EE.UU. simplemente va a tener que pasar de ser una economía basada en un muy alto consumo de combustibles fósiles (autos, camiones, aviones) a una economía con sistemas eficientes de transporte, o de lo contrario nuestros nietos no tendrán un mundo en el que vivir. Esto debe hacerse y de alguna forma es reconocido. El paquete de estímulo a la economía incluye fondos para una red ferroviaria de alta velocidad.


En el Wall Street Journal hace unos días había un artículo diciendo que el jefe del equipo de Obama a cargo de esta red de alta velocidad estaba visitando España porque las compañías españolas que saben cómo producir estos trenes de alta velocidad están muy contentas de poder recibir algo de este dinero del paquete de estímulo.


Así que le damos dinero del paquete de estímulo a España para producir transporte de alta velocidad y al mismo tiempo desmantelamos las industrias aquí, que podrían hacer lo mismo si eso fuera parte de una política.


Se podría reconvertir a General Motors para que produjera trenes de alta velocidad. Es de alguna forma lo que se hizo en la Segunda Guerra Mundial cuando hubo una especie de economía semidirigida. El Estado intervino y simplemente reconstruyó radicalmente la industria y eso fue un gran éxito, fue el período de mayor crecimiento en la historia económica y algo así podría hacerse ahora.


Pero por el interés en las ganancias particularmente de las instituciones financieras es mejor gastar fondos públicos en España para que produzcan trenes de alta velocidad para nosotros. Un observador desde el espacio se reiría a carcajadas de lo que está viendo.




ADAM SMITH Y LA MANO INVISIBLE



Romel en Nueva York se pregunta por qué nadie puede crear un sistema diferente al capitalismo, socialismo o comunismo. ¿Por qué no hay más genios como Adam Smith o Karl Marx?



Adam Smith es alguien a quien se supone debemos idolatrar, pero no muchos lo han leido.



Por ejemplo, todo el mundo conoce la frase "la mano invisible", ¿pero saben de donde viene?


La frase aparece una sola vez en su famoso libro "La riqueza de las naciones" y aparece en una crítica a lo que ahora llamamos neoliberalismo. Él está hablando de Inglaterra, es lo que le preocupa, y dice que si los mercaderes y fabricantes fueran al extranjero a invertir o importar puede ser que sea bueno para ellos, pero Inglaterra se vería perjudicada.


Y luego continúa diciendo que no cree que eso vaya a suceder porque los mercaderes y fabricantes ingleses preferirán invertir en su país y por lo tanto, como si fuera por obra de una mano invisible, Inglaterra estará a salvo de los estragos del neoliberalismo.



Su famoso sucesor, David Ricardo, dice prácticamente lo mismo.



LOS ARQUITECTOS DEL PODER


Y en cuanto al poder estatal, de administraciones como por ejemplo la de Obama, Adam Smith tenía algo que decir. Hablaba de Inglaterra y por supuesto que el siglo XVIII no es lo mismo que la actualidad, pero algunos principios son vigentes.



Smith dijo que en Inglaterra,


  1. lo que llamó los principales arquitectos de las políticas estatales, son los mercaderes y los fabricantes
  2. y ellos se aseguran de que sus propios intereses sean satisfechos
  3. sin importar cuán serias puedan ser las consecuencias para otros,
  4. incluyendo los propios habitantes de Inglaterra.



Bueno, ése es uno de los principios guia en materia de poder estatal también en los llamados países capitalistas y se mantiene hasta hoy.



Si uno mira a las políticas económicas de Obama, hoy no se tratará de mercaderes y fabricantes, sino de bancos, instituciones financieras y megacorporaciones, pero el principio es el mismo.


No debemos olvidar que Smith no creó ningún sistema.


  • La Inglaterra de sus tiempos no siguió sus reglas, Inglaterra era un Estado muy poderoso e intervencionista y así es como logró industrializarse, no siguiendo los principios de Adam Smith.
  • Lo mismo sucedió con EE.UU. Adam Smith asesoró a las recién liberadas colonias en Norteamérica y les aconsejó
  1. que se concentraran en su ventaja comparativa, la producción de alimentos, pieles, pesca etc
  2. y que importaran bienes manufacturados desde Inglaterra, lo que era mucho más eficiente.
  • Pero no hicieron eso, eran libres, no tenían por qué seguir las reglas,
  • y EE.UU. introdujo tarifas extremadamente altas para bloquear los bienes de Inglaterra, que eran de calidad superior, y como dije anteriormente, esa política continuó hasta la década de 1950.


A lo largo de los siglos, el pueblo ha logrado que se le reconozcan muchos derechos, pero esto es el resultado de una lucha popular, no de un regalo desde arriba, y lo mismo se ve en la actualidad. Bolivia es un ejemplo dramático de esto.




El lingüista y activista Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo (II)


"Los cambios en Sudamérica son inspiradores"




BBC Mundo




"Por primera vez en 500 años los países sudamericanos han comenzado a integrarse en forma significativa".


Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo en una entrevista en la que destacó que lo mejor que le pudo pasar a América Latina fue que la administración de George W. Bush no le prestara demasiada atención.


Lingüista, activista, filósofo, Chomsky ha sido durante cuatro décadas uno de los más feroces críticos de la política exterior de su país.


Chomsky respondió desde la ciudad de Boston, donde enseña desde hace más de medio siglo en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussetts. La entrevista fue conducida por Dalia Ventura.


Publicaremos esta entrevista en tres partes. Esta segunda reúne sus respuestas a las inquietudes de los lectores sobre los gobiernos de izquierda en Sudamérica y su relación con EE.UU.



LOS CAMBIOS EN BOLIVIA


Usted se ha referido en el pasado en forma muy positiva a algunos cambios en América del Sur. ¿Podría darnos algunos ejemplos?


En Sudamérica se han dado cambios muy interesantes. Por primera vez en 500 años los países sudamericanos han comenzado a integrarse en forma significativa, tras haber estado separados a lo largo de su historia.


También están comenzando a encarar algunos de sus grandes problemas internos y en este sentido pienso que algunos de los cambios que se están dando son inspiradores.


Tomemos, por ejemplo, el caso de Bolivia, el país más pobre de Sudamérica, donde hay un movimiento popular que ha sido bastante espectacular, si lo comparamos con otros.


Se trata de la población más oprimida del Hemisferio, la población indígena, que ha estado luchando por años sobre asuntos muy importantes.


Hace una década lograron correr de Bolivia a la Corporación Bechtel cuando se trató de privatizar el agua, lo que significó que mucha gente no podía tener acceso a la misma. Fue una victoria sangrienta y grande. Siguieron adelante y finalmente en el 2005 entraron al campo político y eligieron a alguien de sus mismas filas, un campesino pobre, en una elección en la que se habló de temas muy serios sobre los que la gente estaba informada.


No era como en Estados Unidos, donde las campañas se conducen con base en imágenes y brillo, pero se dejan en segundo plano los problemas que hay que resolver.


En Bolivia los temas principales estaban en primer plano y venían del movimiento popular. Eran temas importantes como el control de los recursos, los derechos culturales en una sociedad multiétnica y multilingüe. Eso es democracia verdadera, que puede conducir a algo.


Claro que a las élites de la zona este del país esto no les gusta y por eso están tratando de minar el proceso, y naturalmente, EE.UU. los está apoyando.


El presidente Lula en Brasil es ahora de alguna manera el favorito de Washington, pero esto es así porque casi toda la región se ha movido tanto a la izquierda que Lula es su única esperanza. Y el de Lula es el tipo de gobierno que EE.UU. habría derrocado hace 40 años.



LA INFLUENCIA DE HUGO CHÁVEZ


Muchos lectores apuntan que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, habla mucho sobre usted. ¿Qué piensa usted de él?


Muchos de los programas que ha iniciado me parecen bastante prometedores, como las misiones (programas sociales), los esfuerzos para reducir la pobreza.


Ha impulsado los esfuerzos de integración en Sudamérica, como el Banco del Sur, o Petrocaribe. Todas estas cosas son muy positivas.


Creo que también hay grandes problemas en el país, como el alto nivel de crimen, enorme corrupción, elementos de caudillismo -la tradicional plaga latinoamericana.


Pero pienso que hay buenas señales de que puede ser una influencia positiva.


En realidad, lo que es importante no es mi opinión. Eso no importa, lo que realmente es importante es la opinión de los venezolanos y sobre eso sabemos bastante, aunque la información no se publique en EE.UU.


Cada año, la consultora chilena Latinobarómetro hace encuestas de opinión en América Latina sobre diferentes asuntos. Y desde que Chávez fue electo, Venezuela siempre ha estado en los primeros lugares junto a países como Uruguay en los temas de apoyo popular a la democracia, optimismo sobre el futuro, etc., y esto es mucho más importante que mi opinión.



OBAMA Y AMÉRICA LATINA


Otro tema que preocupa a los lectores es la relación del presidente Obama con América Latina. Elgui Palomino, de Colombia, pregunta cuál es el futuro de América Latina con Obama en el poder.

Hay un comentario frecuente en los círculos de análisis político de que George Bush no le prestó atención a América Latina y que debemos superar esto para beneficio de Latinoamérica.


Yo siento que una de las mejores cosas que le han pasado a América Latina es justamente que Bush no le prestó demasiada atención.


De hecho, esto fue bien formulado por Evo Morales. En septiembre, en el este de su país, hubo un intento bastante violento de socavar la autoridad del gobierno, muchos campesinos murieron, y Unasur, la recién creada unión de repúblicas sudamericanas que es parte de este proceso de integración, celebró una conferencia en Santiago de Chile.


Los participantes emitieron una declaración fuerte en apoyo del gobierno y criticaron la violencia y los levantamientos. Morales respondió agradeciéndoles el apoyo, pero también dijo algo interesante y correcto.


Dijo que por primera vez en 500 años América Latina está tomando el control de sus propios asuntos, sin estar bajo el control de una potencia extranjera. Y al hablar de potencia extranjera pensamos principalmente en Estados Unidos. Esto es muy importante y una señal de su importancia es que no se informó sobre el encuentro en Estados Unidos, se lo consideró una amenaza.



WASHINGTON Y CUBA


Hasta ahora, en relación con Obama, no se puede detectar ninguna posición sobre América Latina. Ha dejado sin efecto algunas de las medidas más extremas de Bush. Por ejemplo, Bush había impuesto restricciones en las relaciones con Cuba que eran muy impopulares incluso entre la comunidad de origen cubano en EE. UU. y Obama relajó esas restricciones.


Pero en cuanto al asunto crucial del embargo, es interesante que en 1962, EE.UU. era lo suficientemente poderoso para torcerle el brazo a los gobiernos de América Latina y forzar a la Organización de Estados Americanos, OEA, a aislar a Cuba. Ahora se da la situación contraria, EE.UU. está aislado dentro de la OEA.


En la última reunión hace unas semanas, EE.UU. apenas logró que se incluyeran algunas condiciones en el llamado relacionado con poner fin al embargo a Cuba.


En EE.UU. por décadas, desde que se han realizado encuestas, la mayoría de la población estadounidense está a favor de la normalización de relaciones con Cuba.


Muchos sectores económicos en EE.UU., en agricultura, industria farmacéutica, energía, también están a favor de esa normalización.


Típicamente, la población está marginalizada y no sorprende que el gobierno no esté de acuerdo con la opinión popular. En general, el gobierno tiende a seguir políticas que sean favorecidas por grandes sectores del sector corporativo, pero en el caso de Cuba esto no se da.


Es uno de los pocos casos en que el poder del Estado, que está en general determinado por las grandes empresas, toma una posición que las contradice.


Hay una especie de interés estatal en castigar a Cuba, que va más allá de los intereses usuales de ganancias y poder. Y es muy claro en qué consiste ese interés estatal. EE.UU. es un país muy libre y tenemos acceso a archivos internos y sabemos que a inicios de los 60 las administraciones de Kennedy y Lyndon Johnson estaban absolutamente furiosas porque Cuba no estaba sucumbiendo al poder de EE.UU. Esto fue descrito como una especie de insulto.


Los servicios de inteligencia identificaron el principal problema de Cuba como "el exitoso desafío a las políticas de EE.UU. durante 150 años", desde la doctrina Monroe, según la cual la intención de EE.UU. era dominar el hemisferio. Y no se podía tolerar un desafío exitoso así que el pueblo cubano "debía ser castigado".


Cuando uno ve el embargo, las medidas económicas y las guerras terroristas de aquel tiempo, estaban dirigidas explícitamente a castigar lo suficientemente al pueblo para que derrocara a su líder si lograba desafiar a EE.UU.


Es algo así como un complejo de la mafia, el Padrino no acepta desobediencia.



LA FIGURA DE CHÁVEZ EN EE.UU.


Algunos lectores como José Ávila se preguntan si debe cambiar la relación con Venezuela. Después de todo, tienen buenas relaciones en lo que más importa a EE.UU. que es el tema comercial.



Hay buenas relaciones comerciales, pero la imagen que se pinta de Chávez en EE.UU. es la de una especie de demonio imposible o monstruo. La imagen que se presenta de Chávez en la prensa es distorsionada y tendenciosa.


Les doy un ejemplo de la ciudad en la que vivo, Boston. El diario The Boston Globe, tal vez el más liberal de EE.UU., publicó la usual batería de ataques contra Chávez pero sí permitieron la publicación de una carta, corta, de un estadounidense que vive en Venezuela, en respuesta a uno de sus editoriales.


La carta decía "yo vivo aquí y las cosas no son como ustedes las describen", así que publicaron la carta, pero al lado colocaron una foto de Chávez en uniforme militar con la mano en el pecho como Mussolini.


¿Por qué hicieron esto? El objetivo es asegurarse de que el público no desvíe su atención y empiece a prestar atención a los hechos. Asegurarse de que el público crea que Chávez es un demonio que está tratando de destruirnos y al que nosotros tenemos que destruir.


Esto no es inusual, es la forma en que se suele presentar a los enemigos, pero en este caso es un ejemplo un poco extremo. Creo que ello se debe a que, al igual que en el caso de Castro, no logran encontrar la forma para librarse de él.


Después de todo, EE.UU. sí apoyó el golpe que brevemente derrocó al gobierno de Chávez hace siete años, pero esto no funcionó y entonces apoyaron una huelga para socavar a la economía y la industria petrolera. Esto tampoco funcionó, así que están buscando algo diferente.



¿Cree entonces que la relación con Venezuela cambiará o permanecerá igual?


Ciertamente me gustaría ver un cambio, pero no veo muchas señales de esto.


Podría decirse que en cierta forma es mutuamente conveniente para ambas partes mantener la relación como está.


En un sentido, pero no es sano ni bueno para ninguno de los dos países.


http://www.bbc.co.uk/mundo/participe/2009/06/090618_participe_chomsky_amlatina_2.shtml



El lingüista y activista Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo (y III)


Chomsky y los "mitos" del libre comercio



BBC Mundo



"Una de las formas de socavar a la agricultura mexicana es inundando el mercado con exportaciones de Estados Unidos, que sobreviven con subsidios que datan del período Reagan. Eso no es libre comercio".

Noam Chomsky respondió a los lectores de BBC Mundo en una entrevista en la que tocó desde el "interés estatal" de Washington en castigar a Cuba hasta la imagen de "demonio" que se pinta de Hugo Chávez en EE.UU, pasando por los "mitos" del libre comercio", tema principal de esta tercera y última parte de esa conversación.


Lingüista, activista, filósofo, Chomsky ha sido durante cuatro décadas uno de los más feroces críticos de la política exterior de su país.


Con 80 años, el académico estadounidense también advierte contra los peligros de repetir términos sin preguntarnos realmente qué significan. Por ejemplo, ¿es el Tratado de Libre Comercio para América del Norte realmente un tratado de libre comercio?


A lo largo de estas tres entregas Noam Chomsky respondió a esa y otras preguntas desde la ciudad de Boston, donde enseña desde hace más de medio siglo en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussetts. La entrevista fue conducida por Dalia Ventura.



NAFTA Y EL MITO DEL LIBRE COMERCIO


Algunos lectores preguntan qué piensa usted de los acuerdos de libre comercio.


Cuando la gente me pregunta sobre libre comercio, me acuerdo de un comentario que hizo Gandhi cuando le preguntaron qué pensaba de la civilización occidental. Y su respuesta fue : "sería una idea interesante", y lo mismo sucede con el libre comercio.


Lo que se suele llamar libre comercio en realidad tiene muy poco que ver con libre comercio. De hecho, a veces una gran parte nisiquiera tiene que ver con comercio.


Consideremos, por ejemplo, el tratado de libre comercio entre EE.UU. y México, (Tratado de Libre Comercio para América del Norte, TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés). Tiene toda clase de elementos altamente proteccionistas para beneficio corporativo. Incluye medidas que no tienen que ver con comercio, como las condiciones especiales de derechos de inversión.


El comercio, en el sentido de intercambio a través de fronteras, sí aumentó después del NAFTA, pero ese comercio es en gran medida una construcción ideológica.


En los tiempos de la Unión Soviética si una fábrica manufacturaba componentes de autos en Leningrado, los mandaba a Varsovia para ser montados y luego a Moscú para ser vendidos, nosotros no llamábamos a eso comercio, aunque se atravesaban fronteras. Todo se daba dentro de una economía dirigida.


Y una parte sustancial del comercio entre EE.UU. y México es dentro de economías dirigidas. Así que si General Motors fabrica componentes en Indiana, los envía al norte de México para ser montados y luego venden los autos en Los Angeles, a eso le llaman comercio en ambas direcciones, pero todo tiene lugar dentro de una economía dirigida.


No tenemos cifras exactas, las corporaciones guardan secretos, pero probablemente más de la mitad de lo que se llama comercio, no es libre comercio.


Aparte de eso, una de las formas de socavar y probablemente destruir a la agricultura mexicana es inundando el mercado con exportaciones agrícolas de Estados Unidos, que sobreviven con importantes subsidios del gobierno que datan del período Reagan. Eso no es libre comercio.


Es más, una buena parte de la economía estadounidense está basada en el sector estatal, incluyendo sus sectores líderes como la computación e Internet, que fueron desarrollados en el ámbito estatal durante décadas. La fabricación y exportación de aviones es, por ejemplo, una industria surgida en gran medida a partir de la Fuerza Aérea.



DE HAITÍ A MÉXICO


Así que lo que se llama libre comercio, es un cierto intercambio con elementos de mercado, pero no es libre comercio.


Y esto se nota. El año pasado, por ejemplo, la gran crisis de alimentos en gran parte del mundo en desarrollo, en el primer lugar donde se dio en forma severa fue en Haití, donde hubo disturbios porque la gente no tenía qué comer.


Hasta hace no demasiado tiempo Haití era autosuficiente en su producción de alimentos, pero esta producción se destruyó por medidas de libre comercio que le fueron impuestas, por ejemplo, cuando Clinton decidió acabar con el terror en Haití, que él mismo había apoyado, decidió que no podía permitir el regreso de Aristide e impuso medidas muy estrictas, neo liberales. No se le permitió a Haití establecer tarifas arancelarias para proteger su economía.


Los agricultores haitianos son productores de arroz bastante eficientes, pero no pueden competir con las industrias de alimentos de EE.UU. que obtienen gran parte de sus ganancias de subsidios estatales.


En el caso de México esto sucede con la producción de maíz.

No deberíamos dejarnos engañar por el termino "libre comercio". Es como dijo Gandhi, tal vez el libre comercio sea una buena idea, pero no es el régimen que se está imponiendo.



PROTECCIONISMO DE E.E.UU.


De hecho, el verdadero libre comercio nunca ha sido puesto en práctica por los países ricos salvo por períodos muy cortos cuando les convenía.


EE.UU. por ejemplo, durante su período de rápido desarrollo en el siglo XIX y hasta después de la Segunda Guerra Mundial era probablemente el país más proteccionista del mundo con tarifas muy altas para bloquear el ingreso de bienes de calidad superior del Reino Unido o Japón u otros países.


En la década del 50 EE.UU. tenía la mitad de la riqueza del mundo, ganaba en cualquier competencia, así que se movió en dirección del libre comercio pero temporalmente.


A Reagan se lo ha considerado el profeta del libre comercio cuando en realidad fue el presidente más proteccionista en la historia de posguerra en EE.UU. Duplicó las barreras proteccionistas para intentar salvar a la industria estadounidense de bienes de mejor calidad provenientes de Japón.


Mucho de lo que se dice sobre estos temas es mito y realmente es necesario desmantelar estos mitos antes de siquiera comenzar a hablar seriamente sobre estos temas.


Especialmente en el caso de Reagan hay una organización que se llama El legado de Reagan que ha inventado una figura magnífica, un poco como Kim Il Sung (el líder norcoreano), que no tenía nada que ver con la realidad.


Reagan también fue responsable de muchas muertes, prácticamente destruyó cuatro países en América Central y apoyó las atrocidades cometidas por Sudáfrica en Mozambique y Angola, que causaron la muerte probablemente de un millón de personas. Es un récord bastante espantoso.



http://www.bbc.co.uk/mundo/participe/2009/06/090618_participe_chomsky_librecomercio_3.shtml