Un sabueso mediático
MONTOYA
Por Fernando Krakowiak
Dijo que iba a “hacer mierda” a los evasores, emulando al ex titular de la DGI Carlos Tacchi, y se dedicó a perseguirlos con una seguidilla de operativos histriónicos y extravagantes que captaron la atención de los medios y lo convirtieron en un personaje polémico. Montó guardias en los pasos fronterizos con Uruguay para escrachar a los evasores que se iban de vacaciones a Punta del Este, intimidó a deudores en albergues transitorios, embargó televisores de plasma, automóviles, yates y hasta aviones de Aerolíneas Argentinas. Vistió a sus “sabuesos” de Papá Noel para las Fiestas y durante el Mundial de Fútbol de Alemania 2006 les puso trajes de árbitro y los mandó a las calles con la consigna “Si no pagás, te sacamos la roja”. Incluso llegó a anunciar su intención de “cobrar las deudas de los muertos” por medio de juicios de sucesión. Sus críticos aseguran que la mejora que registró la recaudación durante sus primeros años en el cargo no fue consecuencia de los mediáticos operativos, sino del impacto de la reactivación económica, pero lo cierto es que Montoya ganó prestigio y popularidad, a punto tal que varias veces se lo mencionó como candidato a conducir la AFIP.
Su desembarco al frente de la Subsecretaría de Ingresos Públicos de la provincia de Buenos Aires se produjo en noviembre de 2001. Un mes y medio después, Carlos Ru-ckauf abandonó la gobernación en medio de una de las peores crisis económicas que atravesó el país, pero Montoya fue confirmado en su cargo por Felipe Solá. Hasta entonces se lo conocía sólo como un técnico cavallista.
Se graduó como contador público y licenciado en Administración en la Universidad Nacional de Córdoba y sus primeros pasos los había dado de la mano del ex ministro de Economía de Menem y De la Rúa, Domingo Felipe Cavallo. Entre 1991 y 1996 fue coordinador ejecutivo de programas financiados por el BID y el Banco Mundial y una vez que Cavallo salió del ministerio trabajó como consultor y fue jefe de las dos campañas electorales que por entonces emprendió el ex “superministro”. Cuando Cavallo volvió al Palacio de Hacienda de la mano de De la Rúa, Montoya retomó como asesor y luego saltó a la provincia.
En junio de 2002, aseguró que iba a “hacer mierda” a los grandes evasores que no se inscribieran en la moratoria provincial. En diciembre de 2003, prometió el embargo de los sueldos de 81 ejecutivos de importantes empresas. En septiembre de 2004 comenzó a notificar a las esposas sobre las deudas de sus maridos. Tres meses después publicó en Internet una lista de 2390 morosos, anunció su intención de allanar las cajas de seguridad que los deudores tuvieran en los bancos y montó guardia en la frontera con Uruguay para escrachar a los evasores que se iban de vacaciones. Luego siguieron los Papá Noel, los árbitros, los embargos de plasmas, autos, yates, aviones, las intimaciones en albergues transitorios y el intento de cobrarles a los muertos.
Sus críticos lo acusaron siempre de buscar notoriedad y rédito político con intervenciones que, según remarcaban, no tenían impacto significativo en las cuentas públicas. El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, en junio de 2006 lo trató de “forro” cuando Montoya dijo que iría a presionar morosos a los centros de esquí de la provincia. “En Chubut cobramos los impuestos sin molestar a nadie”, afirmó. Otro momento difícil para Montoya fue cuando trascendió que había sido deudor moroso del Banco Provincia. El aseguró que la deuda había sido responsabilidad de su ex mujer y pudo salir airoso. De hecho, cuando Daniel Scioli asumió como gobernador lo puso al frente de la agencia de recaudación ARBA, cargo que ocupó hasta ayer.
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