domingo, 27 de septiembre de 2009

Tras los sones de Víctor Jara - Raúl Zibechi

Tras los sones de Víctor Jara

International Relation Centers


Mientras el país se adentra en una mediática campaña electoral, en algunos barrios siguen armando un mundo nuevo, en base a mucha solidaridad y activa participación de los de abajo. Una realidad muy parecida a la que cantaba Víctor Jara. [1]


Boca Sur: un territorio aprisionado entre la desembocadura del río Bio Bio y el océano Pacífico.

El Bio Bio sigue siendo un río imponente, anchísimo, impresionante por la cantidad de agua que transporta, aunque la construcción de varias represas ha mermado su cauce. El sur de Chile está siendo castigado por el "desarrollo", quizá porque la abundancia de agua resulta un llamador para los negocios que consumen intensamente el más vital de los bienes comunes.

Cruzando el río a través de un moderno puente de varios kilómetros, dejamos atrás la margen derecha donde se alza Concepción, la segunda ciudad del país, para internarnos en una zona de tierras bajas e inundables. Sobre la carretera pueden divisarse numerosas empresas, productos del "milagro chileno", detrás de las cuales se esconde el municipio San Pedro de La Paz, de unos 80.000 habitantes.

Más adentro aún, en un territorio aprisionado entre la desembocadura del Bio Bio y el océano Pacífico, miles de casitas idénticas que parecen luchar para no ser devoradas por las aguas, forman el barrio Boca Sur. El lugar es casi un castigo. La humedad, densa, pesada y gélida, se mete en el cuerpo aumentando la sensación de frío e incomodidad. Las viviendas son casi celdas para prisioneros: casitas de 36 metros cuadrados y una sola pieza para familias promedio de ocho personas, paredes de volcanita (tiza y papel), baño de dos por uno, más un pequeño terreno trasero es todo lo que tienen los 20.000 pobladores de Boca Sur.

Formalmente son libres, pero están condenados a vivir en las peores condiciones que puedan imaginarse: a más de una hora de Concepción, en un desierto húmedo donde no hay nada, tampoco trabajo, lo que eleva la desocupación hasta más del 50%. "Nuestro barrio no fue construido para una comunidad de personas, fue construido para encerrar la pobreza y sacarla de la ciudad", concluye Richard Yañez, de la Escuela Libre Víctor Jara [2]

La limpieza social de Pinochet


No llegaron hasta allí por propia voluntad. Fueron trasladados a la fuerza, entre 1983 y 1985, cuando en todo el país arreciaban las protestas de los barrios pobres contra la dictadura. "Boca Sur —dice un libro nacido de los talleres artìsticos del Centrro Cultural Víctor Jara— se fue conformando a partir de mayo de 1983 con la llegada de los primeros erradicados". [3] Eran los habitantes de los barrios pobres de Concepción, que la dictadura expulsó a sitios remotos, donde no molestaran y donde sus protestas pudieron ser aisladas y reprimidas sin alterar el orden de la ciudad formal.

El régimen de Pinochet hizo en Concepción lo mismo que en las demás ciudades del país: eliminó los campamentos (barrios en terrenos tomados por sus habitantes) pero también expulsó a los pobres que vivían en barrios formales cerca del centro urbano, con un doble objetivo: promover la especulación inmobiliaria y separar ricos de pobres, alejando a los llamados "sectores marginales".

Tan grave como la erradicación de los pobres de la ciudad, es el lugar al que fueron trasladados: al otro lado del río, lejos de los centros de poder y de sus fuentes de trabajo. Boca Sur era hasta 1983 un sector rural donde sus pocos habitantes "se dedicaban a labores de subsistencia como la recolección de productos del mar, la caza y crianza de animales, y la agricultura". [4] Cuando llegaron, por lo tanto, no había nada, sólo las casitas-celdas. Todo estaba planificado para que la sociabilidad fuera nula y la dependencia total. Más aún: son bloques de varias casas contiguas, lo que impide la intimidad familiar y genera tensiones entre vecinos.

"A nosotros nos fueron a encuestar para saber cuántas familias éramos, y luego de la encuesta teníamos una semana para evacuar el lugar", relata la señora Libertad, habitante de la población Gabriela Mistral de Concepción, trasladada a la fuerza el 10 de mayo de 1983 en camiones militares con los pocos muebles que pudo cargar. [5] "Llegamos y acá no había nada, no había negocios, esto era igual a una isla, una tenía que ir al centro y comprar todas las cosas de un viaje como en el campo, y encima la locomoción era muy mala, y el camino estaba lleno de hoyos, no había luces, ni pavimento ni teléfonos. Se demoraba más de una hora en llegar a Concepción". Debía levantarse dos horas antes para llegar a la escuela y asegura que tampoco podía lavar porque el polvo ennegrecía la ropa.

Los habitantes de Agüita de la Perdiz, un barrio de casitas de madera en una hermosa ladera muy cerca de la Universidad de Concepción, núcleo de la disidencia de los años 70, fueron trasladados el 4 de octubre de 1983. "Nos trajeron en camiones militares y municipales, formábamos una larga caravana de pioneros, niños, jóvenes, adultos y ancianos", recuerda Dina Mora. "Era pura polvareda, mucho viento y un gran sol quemando, no veíamos casi nada, dolían los ojos. Llegamos a nuestro destino, casi 200 casitas, pareadas todas, del mismo color, amarillas y café, puertas blancas, de cerco una alambrada, no había pasto ni flores, sólo arena. Eran tan pequeñitas las casas que parecían cajitas de fósforos en un desierto". [6]

Hubo peleas porque no se conocían, ya que venían todos de poblaciones diferentes. "Muchos ancianos no se habituaron al lugar y comenzaron a enfermarse y fallecieron", asegura Dina. En los barrios de los que fueron expulsados tenían animales, árboles frutales, pequeñas huertas, densas redes de apoyo mutuo y formas diversas de supervivencia que les permitían vivir con autonomía y dignidad. El cambio fue un desastre cuidadosamente calculado.

Para sorpresa de muchos, la democracia siguió erradicando pobres del centro urbano. En 2000 fue desalojado el campamento de Villa Nápoli, que había surgido a fines de la década de 1970, y sus 114 familias fueron trasladadas a Boca Sur donde se alojaron en lo que hoy es Villa Venus.

Desocupados, mujeres y jóvenes

Entre las mayores dificultades que afrontaron los erradicados, enumeran la falta de dinero para el transporte, problemas para encontrar cupo en las escuelas para sus hijos, al punto que muchos perdieron un año escolar, falta de centros de salud, dificultades en la vivienda y en el equipamiento mínimo, como paradas de autobuses y grifos públicos de agua.

Rosa Silva, dirigente histórica de Boca Sur, relata el milagro de hacer vida en el desierto: "Existía mucha desconfianza, pero poco a poco se inició un período de organización del barrio. Así nacen grupos de voluntarios de salud que aportan a resolver el problema que acarreaba la falta de consultorio, contribuyendo en la atención de primeros auxilios". [7] Hasta las Juntas de Vecinos fueron designadas por la dictadura.

Uno de los primeros pasos fue crear un centro de salud, la urgencia mayor de cualquier familia pobre. Hacia 1988 decenas de vecinos se capacitaron como voluntarios de salud (en realidad voluntarias), y comenzaron a atender a la población hacia 1990 en un espacio cedido por los bomberos. "Trabajábamos en el tratamiento de enfermedades como tuberculosis, de la que Boca Sur era un foco por la pobreza y la mala alimentación", dice Ida Castillo ex dirigente de la Junta de Vecinos. [8]

Finalmente todo el barrio se unió para conseguir el consultorio de salud, ya que como recuerda Ida, al no haber ambulancias los enfermos podían morir sin ser atendidos y las parturientas llegaron a dar a luz en la calle. [9] Casi todas las personas organizadas eran, y son, mujeres. En los 90 se creó una Coordinadora de Talleres Laborales donde se formaron buena parte de las dirigentes. A fines de la década se creó la primera Junta de Vecinos, integrada solamente por mujeres, que jugó un papel decisivo en la democratización de la organización.

La Coordinadora contaba con talleres de huertos orgánicos, peluquería, manualidades, hasta doce talleres con unas 150 mujeres. Además del trabajo vinculado a la subsistencia material, lucharon por la pavimentación de las calles, por plazas, áreas verdes y semáforos. En tercer lugar, realizaron talleres sobre violencia, derechos de las mujeres y formación personal, o sea abordaron también la subjetividad.

Hacia 1999, año de virajes en Boca Sur, se organizaron los desocupados creando el Sindicato de Trabajadores Eventuales Newenche. En ese período el gobierno de Eduardo Frei decidió cerrar la minería en la ciudad de Lota, al sur de Concepción, extendiendo la desocupación por toda la región. La larga experiencia sindical minera permitió que los desocupados se organizaran, un proceso poco habitual pero similar al sucedido en Argentina con los grupos piqueteros.

Según Pepe Burgos, realizador del documental El silencio de la cuenca del carbón, en ese período "la experiencia de los sindicatos de cesantes se expandió como un reguero de pólvora", al punto que se crearon unos 30 sindicatos con un promedio de 400 a 600 afiliados, en total 20.000 familias, de las cuales el 80% son mujeres. [10]

En Boca Sur, el local del Sindicato Newenche lo construyó la autogestión vecinal, como buena parte de los equipamientos del barrio. Han realizado numerosas movilizaciones exponiendo su situación: cortaron rutas y puentes, se tomaron el municipio y la gobernación, y así consiguieron más de cien subsidios estatales y 1.100 canastas de alimentos para los casos más urgentes.

Orlando Vera, presidente del sindicato, relata una de las luchas más masivas, de carácter territorial, en 2005: "Fue de carácter poblacional e involucró a miles de vecinos, ya que junto a las diversas organizaciones sociales frenamos un abuso más de las autoridades que pretendían imponer una red de alcantarillado que desembocaba en la playa a sólo dos cuadras de la población, con hedor pestilente, que contaminaba el aire de todo Boca Sur". [11]

Cientos de vecinos tomaron las obras y varios miles marcharon hasta Concepción forzando al gobierno de Ricardo Lagos a formular otro proyecto con menor impacto ambiental, con una planta de tratado de aguas servidas y un ducto que se interna 1.200 metros en el mar. Nada fue gratuito: Orlando es el dirigente sindical que tiene más detenciones en democracia (52) y dos procesos en la fiscalía militar.

La escuela Víctor Jara


Con los años, la lista de organizaciones creadas por los vecinos resulta impresionante, sobre todo si se tienen en cuenta las dificultades iniciales. En 1991, en medio de un clima de euforia democrática (Pinochet abandonó el gobierno en 1990) se crea el Grupo Cultural Rigoberta Menchu y grupos juveniles y de iglesias vinculados al trabajo sobre drogas. Además de la Coordinadora de mujeres nacen grupos artísticos y culturales y una agrupación de discapacitados.

En 1997 nace la primera radio comunitaria, luego el Sindicato Newenche, y ya en el nuevo siglo el Centro Cultural Víctor Jara, que realiza talleres con niños, sobre murgas, murales y festivales, abriendo un nuevo espacio en la población. En ese espacio, y con la Junta de Vecinos 8-R, se forma a fines de 2007 la Escuela Libre de Educación y Cultura Popular Víctor Jara, que juega un papel determinante en la formación de activistas del barrio.

Entre los objetivos de la escuela figuran "nivelar la educación básica de los vecinos" para que el espacio se convierta en "herramienta de transformación social"; "fortalecer lazos y vinculaciónes entre vecinos"; y "fortalecer la solidaridad, unidad, autonomía, y poder local" para resolver problemas comunes. En suma, la escuela es un proyecto político.

Una encuesta realizada en el barrio reveló que el 45% de los vecinos no habia completado la primaria y el 55%, la educación media. Por eso la escuela tiene tres ciclos. El Primer Ciclo va del 1º al 4º año escolar, utilizando palabras generadoras inspiradas en la metodología de Paulo Freire para conocer la realidad. El Segundo Ciclo abarca del 5º al 8º año escolar e incluye las asignaturas de Lenguaje, Matemática, Estudios Sociales y Naturaleza. Los alumnos que lo deseen, pueden rendir exámenes oficiales para obtener la aprobación del curso por el Estado.

El Tercer Ciclo está dedicado a los oficios, la producción de alimentos, textiles, reciclaje, panadería, chocolatería y huerta. El objetivo de este ciclo es fortalecer la capacidad productiva de los vecinos (en realidad vecinas), como forma de crecer en autonomía personal y colectiva, política y también material. Según Richard, 23 años, uno de los inspiradores del proyecto, es que ya funcionan varios hornos comunitarios en casas de vecinas que elaboran pan, del cual ya viven varias familias. Además hay huertos familiares y comunitarios que proveen de veduras a los vecinos.

"La escuela se financia en base a actividades de autogestión", puede leerse en el Proyecto Político-Pedagógico, para lo que realizan dos veces al año una fiesta para recaudar fondos. También instalan ferias periódicas donde los grupos y familias venden e intercambian sus productos. De este modo los vecinos consiguen establecer su propia economía, tangencial al mercado, asentada en valores de ayuda mutua, solidaridad y fraternidad.

El tipo de educación popular que practican no es la institucional sino que "se enriquece a partir de las experiencias latinoamericanas, educación en las comunidades zapatistas de México, del movimiento sin tierra de Brasil, de la alfabetización en Nicaragua, y de los Bachilleratos Populares de Argentina", [12] El grupo de educadores voluntarios de la escuela conoce, en efecto, varias de estas experiencias, en particular la fábrica recuperada de Zanón (Argentina) y los bachilleratos de Buenos Aires, con los que mantienen fluidas relaciones.

Pero la escuela también se propone "construir poder local". Para eso realizan algo así como un ensayo general en la propia escuela. "Hacemos una asamblea mensual con los 35 alumnos permanentes y los 15 educadores, y allí elegimos un equipo de seis personas que dirige la escuela por un mes. Son un educador y un alumno por cada ciclo, con la idea de que todos vayan participando porque la dirección es también parte de la educación, sobre todo cuando debemos relacionarnos con otros grupos", dice Richard. Ya hay otros dos barrios de Boca Sur que están empezanado con una experiencia similar.

Todos los años organizan el Festival Víctor Jara, ya van por el séptimo, que desde hace dos años incluye un "Encuentro Popular de Organizaciones Autónomas", al que asisten colectivos de Santiago y de algunas ciudades argentinas. Se trata, según el folleto de convocatoria, de "un espacio para compartir y socializar experiencias de lucha de organizaciones y movimientos sociales autónomos que no dependen de las instituciones", como el Colectivo Lésbico Feminista Mafalda, uno de los grupos más activos de la comuna.

En efecto, las mujeres son claves en todo este entramado territorial-comunitario. Richard hace números rápidos y asegura que en el Sindicato Newenche, de 180 miembros, sólo hay cuatro o cinco varones, que en la escuela son sólo dos hombres y que las iniciativas como las panaderías y las huertas, son femenins. "Son las mujeres las que se paran frente a los Carabineros mientras los hombres están deprimidos y alcoholizados porque perdieron sus roles al quedar sin empleo", concluye.

La experiencia de Boca Sur es una de las más importantes que se registran en el Chile de abajo, pero en modo alguno es algo aislado, sino una respuesta a un modelo de exclusión espacial y social. "El gobierno se vio obligado a intervenir en la forma de vida de los sectores populares para mantener el orden y el control del régimen dictatorial", reflexionaba Dina Mora a raíz de su expulsión desde Agüita de la Perdiz, en la década de los 80. El régimen puso en marcha una monstruosa política de traslados forzados de los pobres a algo así como "campos de concentración" abiertos, que siguen existiendo en plena democracia.

Sí, campos. Siguiendo al filósofo italiano Giorgio Agamben, el campo de concentración es el espacio donde rige el estado de excepción permanente. Sus habitantes-prisioneros soportan una nuda vida (vida desnuda), una vida sin derechos, sometida al poder y a la violencia. No es casualidad que todas las periferias de este tipo, no sólo en Chile, estén siendo doblemente intervenidas: por la aplicación de políticas sociales y por la militarización con la excusa del narcotráfico (o alguna otra).

Lo notable es que en estos campos de segregación, situados siempre en las periferias urbanas, esté naciendo otro mundo, en esos espacios que Mike Davis define como "el nuevo escenario geopolítico decisivo".

Notas


[1] Cantante chileno torturado y asesinado por la dictadura en el Estadio Chile (actualmente Estadio Víctor Jara), el 16 de setiembre de 1973.

[2] Entrevista personal a Richard Yañez.

[3] "Construyendo población", ob. cit. p. 15.

[4] Idem.

[5] Idem, p26.

[6] Idem p. 29.

[7] Idem p. 71.

[8] "Construyendo población", p. 60.

[9] Idem p. 59.

[10] Pepe Burgos, ob cit.

[11] Idem

[12] Proyecto Político-Pedagógico Escuela Libre y Popular Víctor Jara.

Fuente: http://www.ircamericas.org/esp/6294

Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Escribe el "Informe Mensual de Zibechi" para el Programa de las Américas (www.ircamericas.org


Indígenas defensoras de derechos humanos

Indígenas defensoras de derechos humanos

Noticias Aliadas


Eulogia Flores Vázquez y Obtilia Eugenio Manuel son dos mujeres indígenas mexicanas, quienes antes de cumplir la mayoría de edad ya trabajaban en la Montaña y en la Costa Chica del estado de Guerrero en la defensa de los derechos humanos de sus comunidades.

Por sus denuncias de violencia intrafamiliar, falta de servicios de salud adecuados, violaciones sexuales de mujeres por parte de militares —una de las cuales llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en agosto pasado—, ambas han sido amenazadas de muerte, y en los últimos tres años han visto sufrir y morir a familiares y amigos que compartían con ellas esta causa.

Quizás a ellos dediquen su esfuerzo, pues todo indica que Flores y Eugenio no bajarán la guardia, porque creen que la única razón para arriesgarse a morir en esta lucha tiene que ver con el respeto a la vida y a la dignidad de las personas.

“Vale la pena hacerlo por las mujeres y niñas”

Un día de marzo del 2005 comenzó el movimiento de un grupo de mujeres indígenas de la etnia na savi (mixteca), en la comunidad de Cochoapa el Grande, en la región de la Montaña de Guerrero, cuando se dieron cuenta de que "no era normal que viviéramos dentro de nuestras casas los golpes que los maridos, los padres o los hermanos nos dan", dice Flores, de 23 años.

Bastaron tres meses para conformar un grupo de más de 150 mujeres que sólo asistían a las asambleas con el consentimiento de sus padres y maridos. Cuando ellas empezaron a denunciar la violencia intrafamiliar, "los hombres se fueron contra ellas", dice.

El municipio de Cochoapa el Grande, con 15,600 habitantes, es considerado el de menor índice de desarrollo humano en México, de acuerdo al documento "Índice de Desarrollo Humano Municipal en México 2000-2005", presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en julio del 2008 en México.

Las mujeres organizadas de Cochoapa el Grande centraron su esfuerzo en alternativas para mejorar los servicios de salud y disminuir la mortalidad materno-infantil y la desnutrición, cuyos niveles son hasta tres veces más altos que la media nacional, debido en parte a que el 96% de la población carece de seguro médico, indica otro documento del PNUD, el "Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas de México 2006".

De acuerdo con el estatal Consejo Nacional de Población, en el 2005 a nivel nacional, por cada 100,000 partos mueren 51 mujeres, mientras que en las comunidades indígenas la cifra alcanza las 151 muertes. De acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Nutrición, presentados en agosto pasado, el porcentaje de niños mexicanos con desnutrición crónica es del 32.3% para las zonas rurales, mientras que en las zonas urbanas es del 11%.

La cultura es otro factor que tener en cuenta, pues "las mujeres por costumbre tienen a sus hijos en sus casas, usan el temascal [recinto donde se toman baños de vapor] y toman hierbas medicinales para curarse. No podíamos obligarlas a ir al médico", afirma Flores.

La exigencia de la población de recibir medicamentos, visitas médicas a domicilio y asistencia en los partos encolerizaron al médico de la comunidad y al presidente municipal, quienes amenazaron con quitar el único centro de salud si el movimiento de las mujeres continuaba. La gente dijo entonces, "mejor tener algo, aunque malo, que no tener nada", cuenta Flores, pero ella no se intimidó, a pesar de las amenazas de ser golpeada, de un incendio provocado en su casa y del secuestro de su padre.

Desde el 2007 Flores mantiene su lucha en la ciudad de Tlapa de Comonfort, en el corazón de la Montaña de Guerrero. Ella celebra que en Cochoapa el Grande ya haya una clínica con medicinas, doctores y enfermeras. El centro de salud se amplió a una clínica a mediados de 2008. El siguiente paso, dice, es gestionar con el actual presidente municipal un aparato de ultrasonido y una ambulancia para que los enfermos graves puedan ser trasladados al único Hospital General, que está a tres horas de distancia.

En cuanto a su labor como defensora de derechos humanos, opina que "vale la pena hacerlo por las mujeres y niñas. Yo quiero que se cambie la costumbre del maltrato hacia las mujeres y que se mejore su salud. Estoy contenta con lo que hago. El movimiento inició por parte de mi familia, yo viví ese dolor y me gusta trabajar por mejorar las cosas en mi comunidad. Sé que algún día se va a cambiar".

“Los apoyos no llegan a nuestras comunidades”

Obtilia Eugenio Manuel, de 32 años, de la comunidad de la etnia me phaa (tlapaneca) de Barranca de Guadalupe, del municipio de Ayutla, en la Costa Chica de Guerrero, es reconocida como la primera mujer que tomó parte activa en las asambleas de su comunidad.

En esta región militarizada por el Estado, debido al cultivo de estupefacientes y la presencia de guerrilla, ella guarda recuerdos desde los 9 años de la discriminación femenina y de la masacre en la comunidad de El Charco, el 7 de junio de 1998, cuando efectivos del Ejército mexicano asesinaron a 11 campesinos indígenas.

Cuando Eugenio cumplió 11 años se fue a vivir a la cabecera municipal de Ayutla para estudiar la secundaria, luego regresó a Barranca de Guadalupe para convertirse en defensora de los derechos de su comunidad. En el 2002 fundó junto con su esposo y 130 personas más la Organización del Pueblo Indígena Me Phaa (OPIM), para denunciar las violaciones de los derechos humanos y gestionar proyectos productivos a favor del desarrollo económico de los indígenas de la Costa Chica de Guerrero, dedicados principalmente a la siembra de maíz, jamaica, frijol y frutas tropicales.

En un día de trabajo común como defensora de derechos humanos, con su bebé amarrado con un rebozo en la espalda, Eugenio recorre a pie, junto con algunos integrantes de la OPIM, los caminos en medio de la sierra. Por la mañana documentan la destrucción de una granja y el robo de la cosecha de frutos por parte de elementos del Ejército. En la tarde, ella regresa a su casa, donde ya la esperan otros tres hijos pequeños, con quienes se sienta a comer trozos de calabaza y ejotes (judías verdes) hervidos. Por la noche, recibe a una mujer de 60 años que, después de la muerte de su esposo 10 años atrás, denuncia que ella y su hija fueron violadas por militares.

Ningún integrante de la OPIM recibe remuneración económica y tampoco seguridad personal. En el 2005 la Corte IDH pidió a México medidas cautelares para proteger la integridad física de Eugenio y su familia, sin ningún resultado.

En los últimos siete años ella y sus compañeros han sido víctimas de amenazas, atentados de muerte, asesinatos, desaparición forzada, tortura y encarcelamiento, principalmente por denunciar la esterilización forzada de hombres indígenas por orden de autoridades de salud de Guerrero, y las violaciones sexuales de mujeres por parte de soldados, como ocurrió en el 2002 con Inés Fernández Ortega, indígena tlapaneca cuyo caso fue admitido por la Corte IDH en agosto pasado.

El ataque más reciente contra los indígenas defensores de derechos humanos en Ayutla sucedió en febrero pasado. Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, indígenas mixtecos y líderes de la Organización para el Futuro de los Pueblos Mixtecos (OFPM), fueron torturados y asesinados.

No hay personas detenidas por estos asesinatos. De acuerdo con la versión de un testigo, ambos fueron detenidos por tres hombres armados que se identificaron como policías, la tarde del viernes 13 de febrero en Ayutla y sus cuerpos aparecieron el 20 de febrero en el municipio de Tecoanapa, en la Costa Chica de Guerrero. De acuerdo con el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, meses antes de su muerte ambos fueron hostigados por la Policía Ministerial de Guerrero, debido a las denuncias que hicieron contra las violaciones de derechos humanos cometidas por el Ejército en la Costa Chica de Guerrero.

En medio de esta represión, Eugenio asumió la presidencia de la OPIM y recibió de parte de las organizaciones civiles de Guerrero el premio popular Sentimientos de la Nación.

"Mi compromiso es estar frente a todas y todos, hablar de los problemas que tenemos con los compañeros detenidos, seguir luchando por las necesidades que tenemos en las comunidades: obras, escuelas, médicos y proyectos para mujeres, pero no hay nada, los apoyos no llegan hasta nuestras comunidades. Sabemos que hay proyectos, pero no para nosotras como mujeres indígenas", dice Eugenio.




lunes, 14 de septiembre de 2009

El "nuevo modelo" - Selección natural: Los millonarios y el "estado de calamidad pública" -

El "nuevo modelo"
Selección natural: Los millonarios y el "estado de calamidad pública"

IAR Noticias

En el sistema capitalista la lógica de producción no se mide por la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad (comida, vivienda salud, educación etc.) sino por los parámetros de optimización de la rentabilidad capitalista privada. Por lo tanto, y siguiendo el estricto orden capitalista vigente, quien no pueda pagar por su comida tampoco podrá consumirla. Es la nueva teoría de la "selección natural de las especies", no ya formulada por Darwin sino por las corporaciones trasnacionales y las potencias imperialistas centrales que han convertido al planeta en un gran mercado. Con una lógica imperante: La supervivencia sólo está reservada a los que tienen dinero para pagarla.



Este martes el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, decretó el estado de "calamidad pública" como medida para enfrentar la crisis alimentaria y de nutrición que afecta a 54.000 familias y que se ha cobrado la vida de unos 25 niños, señala una información difundida por las agencias internacionales.

Unas 54.000 familias sufren las consecuencias del hambre según las autoridades guatemaltecas, y se teme que otras 400.000 puedan verse afectadas antes de que acabe el año.

Según la agencia de noticias AFP, un estudio de la Secretaría de Salud Alimentaria (Sesan), presentado el 16 de agosto "indicó que el número de comunidades en peligro de hambruna se elevó en 113% en los últimos tres meses". Según la misma agencia, 462 personas murieron por este causa entre enero y julio de este año.

"He decidido hacer uso de la ley de orden público y declarar un estado de calamidad pública en todo el territorio nacional, ya que las consecuencias de la insuficiencia alimentaria y nutricional no afectará solamente a los departamentos del Corredor Seco, sino al conjunto del país", dijo Colom.

En abril de 2009, Unicef publicó un informe en el que advertía que uno de cada dos niños guatemaltecos sufría de desnutrición crónica y que 80% de los niños y niñas indígenas menores de 5 años tiene serios problemas alimenticios.

A pesar de estar lejos de la situación económica de Haití (el país más pobre de América Latina), Guatemala duplica los casos de desnutrición que tiene el país caribeño.

De los 13,3 millones de guatemaltecos, más de la mitad vive en condiciones de pobreza y su principal sustento es la agricultura, afectada cada año por las sequías o las inundaciones que provocan la pérdida de cosechas de maíz y frijol, su principal sustento.

¿Qué tal?, ¿Y como andamos de millonarios por Guatemala y América Latina? Obviamente que de eso no habla ningún medio o agencia internacional del sistema, que describen (como siempre) la pobreza y la riqueza por separado, mostrando el fenómeno pero no las causas.

Las comparaciones numéricas y estadísticas de las cifras de riqueza concentrada en pocas manos con la pobreza, el hambre y la marginación humana extendidas masivamente por todo el planeta, son infinitas, y ponen al descubierto, más que cualquier imagen o palabra, la verdadera naturaleza del sistema capitalista instalado como "única civilización" posible en el mundo.

Según datos del Banco Mundial y de la ONU, más de 1.000 millones de personas en el planeta viven en estado de indigencia y no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación. Se trata del segmento comprendido dentro de lo que el presidente de Guatemala califica como "estado de calamidad pública".

Con solo dos dólares al día, 2.800 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven hoy sin los recursos elementales para subsistir en los niveles más precarios.

Pero si ese fenómeno estadístico contrastante sorprendía, ya fue empalidecido por otro aún más brutal y descarnado que emerge del nuevo modelo de explotación y acumulación capitalista nivelado en todo el planeta: El mayor crecimiento de las fortunas personales (los multimillonarios) se produce en los países más pobres, los cuales registran niveles superiores en cantidad de súper millonarios, a los que se registran en EEUU y los países centrales.

Según el Reporte Anual de Riqueza Global correspondiente al año 2007, realizado por Merrill Lynch y la consultora Capgemini, publicado en The Wall Street Journal, la población de millonarios en los países emergentes creció casi cinco veces más que en Estados Unidos, la principal economía del mundo.

Los mercados emergentes, incluidos los países de América Latina -según el Reporte-, están marcando la pauta del crecimiento económico global y sus ciudadanos más acaudalados se están convirtiendo en entusiastas coleccionistas, especialmente de obras de arte y objetos que reflejan sus identidades culturales.

Según la definición de Wikipedia, se denomina "país emergente" al país que, siendo una economía subdesarrollada, por razones de tipo económico plantea en la comunidad internacional un ascenso en función de su nivel de producción industrial y sus ventas al exterior, colocándose como competidor de otras economías más prósperas y estables por los bajos precios de sus productos.

Pero, y según datos del Banco Mundial y de la ONU, en las naciones "emergentes" emblemáticas como China, Asia y Brasil (paradigmas del informe) se concentran alrededor de 700 millones de personas viviendo por debajo de los umbrales de la pobreza (más de un 11% de la población mundial).

Por lo tanto, y para precisar, un país "emergente" es el ejemplo más emblemático de la concentración de riqueza capitalista en pocas manos (crecimiento económico), con empobrecimiento masivo de las mayorías de la sociedad.

Según el Reporte Anual de Riqueza Global (año 2007), el dato del éxodo de millonarios hacia los países emergentes representa la mayor divergencia entre EEUU y las grandes economías en desarrollo desde que se empezó a compilar la información en 2003.

El número de millonarios en Brasil, Rusia, India y China saltó 19% en 2007, en comparación con el crecimiento de 3,7% en EEUU, la menor expansión desde 2002, según ese Reporte.

Aún así, EEUU sigue dominando la economía millonaria en el mundo.

Ese país tiene más de tres millones de millonarios financieros, definidos como aquellos con activos aptos para invertir de US$ 1 millón o más.

Eso significa 100.000 más que en 2006. Pero -según el Reporte Anual de Riqueza Global año 2007- los mercados emergentes capturaron la mayor parte del crecimiento millonario del año pasado, con Brasil, China, India y Rusia agregando 133.000 nuevos millonarios.

Cabe consignar que en el otro extremo del "mundo emergente", según datos del Banco Mundial, 1.100 millones de personas en el planeta son oficialmente pobres. Es decir que una persona de cada cinco vive con menos de un dólar (menos de 70 céntimos de euro) al día.

Con el umbral de dos dólares al día, son 2.800 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, quienes viven sin los recursos necesarios para supervivir.

En los países pobres -según la ONU-, 120 millones de personas carecen de agua potable, 842 millones de adultos son analfabetas, 766 millones no cuentan con servicios de salud, 507 millones cuentan con una esperanza de vida de tan sólo 40 años de edad, 158 millones de niños sufren algún grado de desnutrición y 110 millones en edad escolar no asisten a la escuela.

Según el Reporte Anual de la Riqueza mencionado, el gran triunfador en materia de crecimiento de millonarios en el 2007 fue India (con 300 millones de pobres), cuya población de millonarios creció 23% en 2007, comparado con un crecimiento de 21% en 2006, la mayor expansión del mundo. China registró un avance de 21%, seguido por Brasil con 19% y Rusia con 14%.

Tras años de ascenso, la participación estadounidense en el mercado de los millonarios del mundo cayó ligeramente de 31% en 2006 a 30% en 2007.

Asimismo, su participación en la riqueza millonaria cayó de 31% en 2006 a 29% en el 2007 y se preveía que siguiese bajando en los próximos cinco años, según el informe.

La participación de Europa en el mercado de los millonarios ha descendido aún más, de 36% en 2002 a 31% en 2007. Mientras tanto, la proporción de millonarios que le pertenece a los mercados emergentes de India, Brasil, Rusia y China ha aumentado de 6% hace cinco años a 8%.

Los números del Reporte Anual de la Riqueza mencionado apuntan a una nueva realidad económica: los ricos de mañana muy probablemente provendrán del Oriente más que del Occidente.

El alza en los precios del petróleo y las materias primas, el cambio de dirección de los flujos financieros a mercados emergentes de rápido crecimiento, el alza en las tasas de ahorro fuera de EEUU y la caída del dólar han impulsado el auge de nuevos millonarios y multimillonarios en países antes conocidos por su pobreza extrema.

Según el Reporte 2007, el crecimiento de la riqueza en el Este podría modificar los patrones de inversión y gasto en EEUU, así como de donaciones y creación de empresas.

Los más de US$40 billones (millones de millones) en manos de los millonarios del mundo se alejarán cada vez más de EEUU y otras grandes economías porque los nuevos millonarios prefieren invertir en sus propios países.

Para tener una dimensión de esta cifra, hay que consignar que el PBI mundial (el producido anual por el trabajo humano a escala global) alcanza a US$ 60 billones, por lo que la cantidad concentrada en manos de los millonarios capitales equivale al 66% del PBI mundial.

Pero hay cifras más escalofriantes aún, según el Wall Street Journal, los activos financieros globales (el dinero especulativo sin fronteras), suman alrededor de US$ 59,4 billones (millones de millones), equivalentes casi a la totalidad del PBI mundial.

En el otro extremo del "mundo de los millonarios", y según el Banco Mundial, en Asia Meridional se concentra la mayor cantidad de población que subsiste con 1 dólar, es decir 515 millones de personas. Seguida por Asia Oriental y Suoriental y el Pacífico donde 446 millones de personass viven en estas condiciones. 219 millones en África al Sur del Sahara. En América Latina y el Caribe (con 200 millones de pobres) 110 millones de personas viven con 2 dólares diarios. En Europa Oriental y en los países de Asia Central 120 millones de personas viven con 4 dólares al día.

En un capítulo especial dedicado al tema del hambre realizado en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), la CEPAL estima que el 11% de la población de América Latina está subnutrida.

De acuerdo con Reporte Anual de Riqueza Global, la riqueza se concentra cada vez más entre los ricos, especialmente los "súper-ricos". La población súper-rica, o aquella con US$30 millones o más de activos aptos para invertir, subió 8,8% a nivel mundial el año pasado, mientras que sus fortunas crecieron un desproporcionado 14,5%.

Los súper-ricos de la India (con 300 millones de pobres) ya ocupan cuatro de los ocho primeros puestos en la lista de los multimillonarios de la revista Forbes, mientras que el mexicano Carlos Slim superó a Bill Gates para quedarse con el segundo lugar. El número uno es el magnate Warren Buffett mientras que Gates tiene el tercer lugar.

Se espera que en 2009 las inversiones de los millonarios del mundo en Norteamérica caigan a 39% de todas las inversiones, frente a 42% en 2007, dice el informe.

Igualmente, es probable que el cambio acelere la desigualdad económica mundial -señala-, ya que el mayor crecimiento de millonarios y multimillonarios está ocurriendo en países con amplias brechas entre ricos y pobres.

De acuerdo con el Reporte, el dinero que fluye a los mercados bursátiles ha creado un auge de ofertas públicas iniciales (OPI) y acciones que puede dar pie a fusiones. Eso ha impulsado el aumento de lo que los banqueros privados llaman "eventos de liquidez", cuando el dueño o ejecutivo de una compañía capitaliza sus participaciones, convirtiéndose de esa forma en un millonario o multimillonario.

"Los mercados financieros se están arraigando en estos países y eso les permite a sus empresarios capitalizar en sus negocios", señala Kenneth Rogoff, un economista de la Universidad de Harvard.

"La globalización de la creación de riquezas se ha acelerado", comentó Bertrand Lavayssiere, director del grupo de servicios financieros de Capgemini. "Si el año 2005 se caracterizó por el flujo de inversiones en fondos internacionales por parte de las personas con patrimonios elevados, 2006 marca el comienzo de una nueva era donde las economías emergentes avanzaron con fuerza gracias a la inversión extranjera, la fuerte demanda interna y grandes ganancias en los mercados bursátiles".

El "nuevo modelo"

Hay que señalar al respecto, y para resumir este cambio del mapa de la riqueza enunciado por el Reporte Anual de la Economía Global, que la emigración de los capitales especulativos sin fronteras a los países emergentes se da principalmente porque en esos países el capital financiero no está gravado con impuestos debido al "libre mercado" y la "apertura económica" que EEUU impuso en los mismos.

Gracias a las legislaciones de "apertura económica", "libre mercado" y "privatizaciones" impulsadas en la década del noventa por Washington, en los países dependientes ya no existen controles estatales, ni leyes financieras ni legislaciones laborales que pongan barreras a la depredación del capitalismo "sin fronteras" de los bancos y corporaciones transnacionales que han pasado a controlar los gobiernos y el sistema económico-productivo y los recursos naturales de esos países a escala mundial.

Fuera de EEUU o de los países centrales, esas corporaciones (que controlan gobiernos y países a nivel planetario) pagan salarios africanos (mano de obra esclava), evaden impuestos, y no tienen ningún marco regulatorio al ingreso y salida de sus capitales y ganancias, debido al "libre mercado" y a la "apertura económica" (columna vertebral de la "globalización") que terminó con el control de los estados nacionales (hoy gerencias de enclave de las trasnacionales) sobre sus economías y recursos naturales.

Este es el punto central por el que esos bancos y trasnacionales (con activos e ingresos que superan al de decenas de estados dependientes juntos) protegidas por la bandera y las embajadas estadounidenses, amparadas en el poderío de la maquinaria militar-nuclear de EEUU, cosechan el grueso de sus ganancias y expansión fuera de los EEUU.

En este "modelo" se nutre la nueva "fábrica de millonarios" de los países emergentes detallada en el Reporte Anual de la Riqueza Global elaborado por Merrill Lynch y la consultora Capgemini.

El informe, nacido de las entrañas del sionismo financiero (Merrill Lynch) aporta una nueva dimensión numérica de la depredación capitalista a escala planetaria.

Y esto demuestra que, a partir se saber sumar, dividir o multiplicar, o simplemente utilizando una calculadora digital, cualquiera está en condiciones de averiguar para qué sirven la instituciones, la economía, la cultura y toda la fachada jurídica y social del sistema capitalista vendido todos los días como un orden "natural" por la estructura de los medios masivos de comunicación.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Los medios, la ley, la historia, sus abusos y lo impúdico -




Por Ricardo Forster

Los medios, la ley, la historia, sus abusos y lo impúdico

10-09-2009 /

Ricardo Foster

Si hiciéramos el esfuerzo imaginario de instalarnos en la década de los noventa; si olvidásemos por un instante nuestra actualidad y las vicisitudes históricas que nos han conmovido en estos últimos años; si pudiéramos ejercer el difícil arte de la memoria y de un modo retrospectivo intentar recuperar aquel otro tiempo, seguramente las imágenes que volverían sobre nosotros no dejarían de inquietarnos y sorprendernos, casi como si nos hubiéramos desplazado hacia geografías inverosímiles, hacia comarcas que poco o nada tienen que ver con aquello que hoy nos atraviesa. Y sin embargo todavía no hemos borrado ni superado, lo sepamos o no, las marcas decisivas que sobre nuestros cuerpos y nuestras subjetividades dejaron aquellos años en los que la Argentina y América latina, siguiendo una tendencia mundial, fueron capturados por el discurso y la práctica del neoliberalismo.

¿Acaso hubiéramos sido capaces de imaginar que en el giro del milenio esos mismos países que fueron gobernados por los Menem, los Collor de Melo, los Fujimori, y tantos otros, incluso algún presidente boliviano que hablaba el español con acento gringo, dejarían su lugar a un ex obrero metalúrgico y dirigente del PT en el Brasil, a un descendiente de los pueblos originarios en las tierras del altiplano, a un ex obispo progresista en el Paraguay, a un intelectual de izquierdas en el Ecuador, a un militar –ex golpista devenido en líder democrático popular– identificado con Fidel y el socialismo del siglo XXI en Venezuela; o que seríamos testigos de la candidatura a presidente de un ex dirigente histórico de los Tupamaros en el Uruguay? ¿Alguien, sin ser acusado de delirante, hubiera anticipado, a mediados de los noventa, que el neoliberalismo estaría sentado en el banquillo de los acusados mientras se despliegan en el interior de nuestras sociedades alternativas inverosímiles años atrás? ¿Quién, me pregunto, hubiera sido lo suficientemente audaz para anticipar el extraordinario giro que se produjo en nuestro país a partir del 25 de mayo de 2003?

Seguramente enfrascados como estábamos en la naturalización de los valores del capitalismo especulativo-financiero, aquel por el que tanto hicieron los ideólogos de turno, esos mismos que también hablaban de periodismo independiente y de las empresas a las que les interesaba el país, difícilmente hubiéramos alucinado que en la Argentina del 2009 el fútbol sería nuevamente transmitido por la televisión pública o que, más decisivo y significativo aún, que seríamos testigos del histórico debate parlamentario en torno al proyecto de ley de servicios audiovisuales que inicia el camino de la derogación de esa otra ley escrita por los esbirros de la dictadura y “mejorada” durante el menemato para beneficiar a los grandes grupos mediáticos. De la misma manera, atosigados como estábamos por aquel eslogan que recorrió todas las geografías del país y que caló hondo en el imaginario nacional, “achicar el Estado es agrandar la Nación”, no hubiéramos acertado ni por asomo con el retorno al sistema de reparto, es decir al Estado nacional, de las AFJP, uno de los grandes caballitos de batalla ideológicos del neoliberalismo y piedra de escándalo para todos aquellos que hablan de “confiscación” de los ahorros de los ciudadanos-consumidores asaltados por la “caja” estatal y que nada dijeron ni dicen de la estafa que para esos mismos futuros jubilados significaba el giro especulativo que se les dio a sus ahorros (tampoco hubiéramos anticipado la reestatización de Aerolíneas Argentinas desguazada vergonzosamente por Iberia y Marsans con la complicidad de los gobiernos de turno).

Menos todavía hubiéramos soñado con una Corte Suprema independiente e irreprochable (¿se acuerda, estimado lector, de la Corte del menemismo?) que, en las últimas semanas, ha hecho un pronunciamiento histórico en relación a la despenalización del consumo personal de drogas. Tampoco hubiéramos creído en la derogación de las leyes de la impunidad y la reapertura de los juicios a los genocidas (¿alguien imaginaba a Menéndez, el asesino de La Perla, condenado a cadena perpetua en prisión común? Delirios, fantasías, sueños alocados). Lejos, muy lejos de toda ficción política quedaba la actual composición de Sudamérica, la creación de la Unasur y la construcción de una política independiente del Imperio y, todavía menos pensable, la salida del tutelaje ejercido a destajo por el FMI. En aquellos años gozábamos de las relaciones carnales. ¿Recuerda, acaso, el lector, la calidad institucional de la que gozábamos en aquellos “dorados” noventa? ¿Algo le dice el corralito y la “seriedad” del sistema bancario? ¿Y el 2001?

2. En este sorprendente carrusel argentino nos encontramos con algunas voces que, siendo portadoras de prestigios académicos o plumas emblemáticas de ciertos multimedios, ejercen la acción opuesta a la formulada al comienzo de este artículo. Ellos, instalados en el presente, no logran salir de aquella otra realidad de los años noventa. Permanecen atrapados en las telarañas de un país que, en el giro alucinado de sus escrituras, no ha salido todavía de las fabulosas promesas primermundistas que fascinaban a amplios sectores de la sociedad. Para ellos, lo que ocurre es un absurdo, en el mejor de los casos una impostura, una comedia de matriz falsamente populista que quiere conducirnos hacia el fin de la República o, peor aún de acuerdo con una de las plumas del gran diario argentino, hacia el totalitarismo neonazi o protofascista.

Ningún periodista que se precie desconoce el peso de la utilización de determinados ejemplos históricos a la hora de poner en cuestión el proyecto de ley de servicios audiovisuales. Sabe, porque es el abc de su oficio, que hablar de la inquisición, mencionar a Mussolini y su utilización de la prensa o concluir con el franquismo, como lo acaba de hacer Miguel Wiñazki en un artículo publicado en Clarín, significa homologar aquellos nombres del horror y del autoritarismo más reaccionario con lo que el lector descuidado está leyendo del actual debate que se despliega en el Congreso. La operación es mezquina, indisimulada y brutal; carece incluso de la mínima pudicia para con las víctimas de aquellas formas despiadadas del control ultramontano o del fascismo.

Utiliza los ejemplos históricos para vaciarlos de contenido y como instrumento de chicana impúdica hacia un proyecto que, entre otras cosas, supone derogar la ley vigente de radiodifusión que proviene de la dictadura videlista (cosa que Wiñazki ni siquiera menciona demostrando una curiosa amnesia para los ejemplos que hubiera podido dar sin tener que husmear tan lejos en la historia ni en geografías distantes). El objetivo es claro incluso para el lector ingenuo. Es como si las plumas del Gran Diario Argentino hubieran perdido todo recato, toda capacidad de reflexión autocrítica para ofrecernos un discurso crudo capaz de utilizar todos los recursos sin detenerse a medir las consecuencias de sus afirmaciones ni, mucho menos, asumir cierto autocontrol pudoroso.

Hacia el final de su enjundiosa investigación histórica (le faltó agregar, en su largo recorrido, la magistral reconstrucción que de la prensa manipuladora y amarilla de raíz liberal hiciera Orson Welles en El ciudadano Kane, pero claro, como se trata de la sacrosanta iniciativa privada, de eso es mejor no hablar), Wiñazki concluye su pieza maestra dejando que el lector saque sus propias conclusiones: “La Ley de prensa fascista reducía brutalmente el número de medios privados y aumentaba el de los estatales o los hiperoficialistas (cualquier semejanza con el proyecto del gobierno argentino corre por cuenta de la mente febril del lector que en este caso es quien escribe estas líneas, RF). Las diversas corporaciones, especialmente los sindicatos fascistas tenían medios y espacios periodísticos. Todo lo tutelaba Il Duce […]. En la Argentina el debate sobre la ley ha comenzado y es un hervidero. Habrá que ver si optamos por una legislación fascista o por una de verdad democrática”. ¿Cuál es la ley “de verdad democrática” a la que se refiere Wiñazki? ¿La que perdura desde los años de la dictadura? ¿La que protege la concentración monopólica? ¿No resulta salvaje y reaccionario reducir lo público, e incluso lo estatal, a la matriz fascista o falangista como lo hace el periodista de Clarín? ¿Serán Canadá, Francia, Suecia, España o incluso Estados Unidos países fascistas porque tienen leyes de medios que regulan (palabra que resulta maldita de acuerdo a la descripción que venía haciendo Wiñazki) lo privado y lo público y que prohíben la concentración monopólica y otorgan un lugar importante a la sociedad civil, al Estado y al espacio público? ¿Qué piensa, si es que algo piensa al respecto, de la Argentina neoliberal, esa misma que a lo largo de más de una década naturalizó el negocio privado como si fuera la última panacea de la humanidad convirtiendo al mundo empresarial en el núcleo de lo virtuoso mientras arrojaba lo público y lo estatal al vertedero de lo maléfico y corrupto?

Lo que Wiñazki ningunea es aquello que define el eje de la polémica inaugurada por el proyecto de ley de servicios audiovisuales: o mantener el privilegio de unos pocos, privilegio que les permite no sólo el enriquecimiento y la concentración si no, más grave todavía, ejercer un papel decisivo a la hora de fijar lo que ellos mismos definen como la “opinión pública”, asumiendo el rol de representantes ideológicos de los intereses de las corporaciones pero haciéndonos creer que son voceros del sentido común y de lo que la gente quiere; o deshacernos definitivamente de una rémora maldita de la dictadura para abrir la comunicación y la información a genuinas y plurales prácticas democráticas capaces de incorporar al espacio de los medios otras voces y otros actores.

De eso se trata también la redistribución democrática de los bienes simbólico-culturales. Lo otro, ni siquiera es el fascismo mussoliniano o el falangismo español, es simplemente la forma vernácula de la restauración conservadora. El pudor por las millones de víctimas de esos regímenes reaccionarios nos impide utilizar graciosamente palabras demasiado connotadas y graves como sí lo hacen algunos periodistas que siempre gustan de sacar un as de la manga o, como Wiñazki, ofrecernos un rápido viaje, supuestamente sesudo y erudito, por la historia para en realidad hablarnos machaconamente de un presente infectado de esas antiguas y repudiables prácticas, ahora enquistadas, eso sugiere aunque no lo diga, en el proyecto de ley de medios audiovisuales enviado por un gobierno que aparece como aprendiz de brujo del más craso autoritarismo. ¿Seremos tan ingenuos o ignorantes como para no entender lo que nos quiere dar a entender la pluma de Clarín? Tal vez...


"Marcas blancas", consumidores, capitalismo y ajuste mundial en favor de los negocios del dinero y de las empresas transnacionales





"Marcas blancas", consumidores, capitalismo y ajuste mundial en favor de los negocios del dinero y de las empresas transnacionales





En medio de un proceso de restructuración del capitalismo, donde se multiplican el desempleo, el trabajo precario, el despido libre, la pérdida de derechos laborales, y muchas medidas de ajuste en casi todos los estados de EE.UU, así como la reducción al mínimo de cuantas ayudas estatales puedan lleva a cabo.-

En este contexto de ajuste, mayor concentración monopólica, y rescate del mundo financiero por sobre todas las cosas,las empresas trasnacionales bogan por un consumo de marcas. Hacen defensa de lo suyo y no escatiman esfuerzos. En otros términos, tratan de inducir compras con sello. En la actualidad esta práctica se traduce en una agresiva campaña publicitaria, considerando irresponsable adquirir "productos blancos", o sea todos aquellos que no tienen una inversión descomunal en la "construcción de marcas", o sea, de logos que apabullan al planeta con sus diseños, colores y campañas. Los anuncios de las grandes empresas concluyen con un rotundo no producimos para otras marcas. Igualmente, han construido un relato específico: no se engañe, envases similares no garantizan calidad. Se sienten abandonados por los consumidores quienes han perdido la fidelidad una vez transcurrida la bonanza de los sectores medios, tan adicto a las modas como al consumo suntuario. Antes muerto que sencillo.

Hoy, los fabricantes de marcas consideran una competencia desleal la emergencia de productos de bajo costo. Según ellos, los ingenuos compradores se arriesgan a sufrir decepciones. Por consiguiente, son objeto de fraude. Además, optar por este tipo de consumo tiene una consecuencia nefasta: el aumento del desempleo. Si no lavan con los detergentes procedentes del futuro, desayunan con cereales para combatir el estreñimiento o meriendan con cremas de chocolate y avellanas para ser fuertes, las empresas con pedigrí se verán en la imperiosa y triste necesidad de recurrir al despido de personal. Todo tiene un precio y la irresponsabilidad, al preferir marcas blancas, conlleva profundizar la crisis y aumentar las cifras del paro. La conclusión es de Perogrullo; aporte su granito de arena. No renuncie a los consejos ni sea un mal consumidor. Evite convertirse en un pirata y un traidor. No se deje seducir por cantos de sirena. Comprar barato es una estrategia errónea y peligrosa. A la larga siempre sale caro. El ejemplo más sangrante para preservar el monopolio de las marcas con tanta explotación conseguida tiene su máxima en la actuación de las empresas farmacológicas y agroindustriales. Los grandes laboratorios se oponen al consumo de genéricos. Son cancerberos celosos de sus patentes e investigaciones. Tampoco las empresas enquistadas en el sector agrícola y alimentario se quedan atrás con su política agresiva de implantar el consumo de transgénicos. Ellos, que son los mismos que acosan y acaban con los pequeños y medianos campesinos, les obligan a consumir sus productos. Sin embargo, encolerizan cuando se cuestionan sus prácticas y se abren otras alternativas. Mutados en guardianes del mercado, no aceptan la competencia. Se consideran atacados por una plaga de ecologistas sin alma, cuyo fin pretende acabar con su existencia.

Así se presentan como honestos empresarios. Ayúdeles a sobrevivir. Gaste un poco más y obtenga en compensación el placer de olfatear olores exclusivos, paladear sabores sublimes y tener sensaciones de ensueño. No se abstenga, abra cajas con artículos 10 veces más pequeños en su interior. Practique idiomas leyendo las instrucciones en cirílico, alemán, francés o italiano. Viva la magia de envoltorios. Déjese llevar por el erotismo de las formas. Dé rienda suelta a sus emociones reprimidas cuando adquiera camisas Lacoste, sudaderas Adidas o pantalones Levi’s. Cruce la frontera, atrévase a saborear la diferencia. Siéntase deseado y admirado. Aléjese del resto de los mortales ajenos a la felicidad de vestir, comer o divertirse luciendo etiquetas de las trasnacionales comprometidas con el consumo responsable. Pero si a pesar de las recomendaciones opta por galletas, yogures, chorizos, camisas, perfumes o bolígrafos anónimos, se transforma en un canalla sin cualidades. Está condenado al fracaso y llevar una existencia gris. En definitiva, nos dicen, uno acaba siendo lo que consume. No debe conformarse con un coche cualquiera. Debe comprar un BMW, y si no paga los plazos fue feliz mientras duró, aunque le embarguen. Igualmente, no sea tacaño. Celebre el acontecimiento con champagne francés y no lo sustituya por sidra asturiana o vino espumoso. Si cae en dichas aberraciones demuestra su mediocridad.

Hasta hoy, los acólitos del capitalismo nos han dado la murga afirmando que el mercado constituye el espacio donde se despliega la libertad de elegir, base del progreso, la democracia y la acumulación de capital. Sin embargo, en medio de una crisis, cuando el principio y libertad de elegir debe primar sobre cualquier otro, su ejercicio se transforma en un obstáculo. Los consumidores apegados a sus criterios de libre elección son adjetivados de arpías, seres despreciables, sacrílegos condenados al infierno. Por esta razón, de la noche a la mañana, se elimina del manual del buen empresario la frase enseñada con tanto fervor a los empleados de sus comercios: el cliente siempre tiene razón. Ahora debe ser rechazada. Atrás queda el mercado fundamentado en los gustos del cliente. Si anteriormente los empresarios satisfacían al consumidor mediocre que prefería vino barato ofertando aguachirle a los mejores caldos, hoy es una alteración de las leyes de la oferta y la demanda. Este principio, otrora una verdad irrefutable para los gurús amantes de la economía de mercado, se considera obsoleto. Ahora son intervencionistas.

Por último, es curiosa la escasa o nula congruencia entre teoría y práctica de una economía de mercado. Primero se predica la libertad de elegir, y cuando se ejerce se penaliza a sus ingenuos ejecutores. Esta paradoja, inherente al capitalismo, no tiene solución dentro de sus entrañas, de lo contrario no sería una paradoja. Se vive en un mundo esquizofrénico donde no hay escapatoria, salvo transformando las paradojas en contradicción. Es decir, en enunciados dialécticos articulados a voluntades políticas para superarlos. En ello consiste el problema. Mientras tanto, las empresas cuyas marcas controlan el mercado seguirán patrocinando un consumo acorde con sus intereses en contra de toda perspectiva ética y humanista.

Enlace original: http://www.jornada.unam.mx/2009/09/12/index.php?section=opinion&article=024a1mun


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Entrevista con Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia


“El punto de bifurcación es un momento en el que se miden ejércitos”



Le Monde Diplomatique (Bolivia)


¿Cómo explica el debilitamiento de la oposición después de más de dos años de pruebas de fuerza?

El gobierno del presidente Evo vio a la Asamblea Constituyente como la posibilidad de armar un gran ensamble colectivo de todas las fuerzas sociales del país. Nos metimos de cabeza en este proyecto pactista. Internamente al seno del pueblo, había que cohesionar al bloque popular, con muchas dificultades, porque había mucha diversidad corporativa, y luego había que dar como siguiente paso la apertura hacia los otros sectores sociales opositores, minoritarios pero importantes.


Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia

Y en ello dimos muestras de voluntad de flexibilizar posiciones políticas, de ceder en demandas e incluir a todos. Pero el bloque social opositor había definido una estrategia de bloqueo o suspensión constituyente, esto es de irresolución de la estructura de poder, y optó por el rechazo a los pactos constituyentes una y otra vez. Su objetivo consistía en prolongar la crisis de Estado iniciado en el año 2000, debilitando al gobierno a la espera de un momento donde la correlación de fuerzas le fuera favorable para la resolución de la crisis.

Y nosotros aun así insistimos. El debate sobre los llamados “dos tercios” a fines de 2006 fue un primer amague de lo que estaba en juego, y de la decisión de un sector que no estaba dispuesto a aceptar su posición de minoría política democrática. En los dos tercios y en el tema de la omnipotencia de la Constituyente cedimos, fuimos para atrás, pero a la vez, como contraparte, empujamos la consolidación de una mayoría social y política que también se convertía en una mayoría decisoria constituyente.

El segundo gran momento de confrontación fue el tema de la capitalidad de Sucre. Se desenterró un tema centenario, causante de una guerra civil en 1899, como punta de lanza para volver a suspender la Constituyente. Ahí el bloque opositor cívico-prefectural de derecha nos mostró que estaba dispuesto a todo, incluso a poner en riesgo la vida de constituyentes con tal de inviabilizar la posibilidad de un pacto nacional. Y nosotros, frente a ese escenario, volvimos a ofrecer enormes concesiones.

Visto a la distancia, la dirigencia cívica sucrence, que era empujada por atrás por las elites cruceñas, estaba obteniendo una gran cantidad de logros: casi un tercio de las sesiones de Congreso a Sucre, las oficinas del Defensor del Pueblo, de la Procuraduría, quizás de la Corte Nacional Electoral, un con-junto de instituciones que le daban una relevancia administrativa y económica a Sucre, además de una viabilización más rápida de un conjunto de obras de infraestructura. Pero tampoco aceptaron. Y comprobando que no había ningún interés en acordar, sino en antagonizar indefinidamente, es que nos lanzamos ala aprobación de la Nueva Constitucion, primero en la Calancha, en grande, y luego ya en Oruro. Es decir, resolvimos definir por vía de las mayorías constituyentes la estructura del poder estatal.

En esta época usted habló de “punto de bifurcación”.


Sí, enseguida llego ahí. Pese a todo esto, hicimos un nuevo intento y fuimos a buscar a Rubén Costas, a Leopoldo Fernández a su hacienda, fuimos a buscar a Branko Marin-kovic y, por último, le propusimos a la gente de Jorge Quiroga un proceso de destrabamiento. Ahí, de manera incontrastable, estaba claro que había un sector minoritario que iba a impedir por todos los medios la solución, vía el proyecto nacional-popular, de la crisis estatal iniciada en 2000.

Y claro, nosotros necesitábamos la Constituyente para constituir el nuevo Estado, para anclar en las instituciones y relaciones de mando duraderas del Estado la nueva correlación de fuerzas alcanzadas por el movimiento indígena-popular en el ciclo de movilizaciones de 2000-2005. En el fondo, una Constitución, lo que hace es solidificar una serie de puntos de apoyo irreversibles, de conquistas y mandos alcanzados históricamente por la trama de las luchas de poder de una sociedad. Y la prueba final de esta voluntad confrontacional de la oposición minoritaria de derechas vino cuando se lanzaron a la convocatoria a las consultas departamentales sobre los estatutos autonómicos a realizarse en mayo de 2008. Se trataba de una búsqueda de disputa de facto del poder político regional, de una suerte de poder dual regionalizado o escisión vertical antagonizada de la estructura del Estado. Llegado ahí, no había punto de retorno: la derecha no estaba dispuesta a ser incluida en el proyecto nacional-popular como fuerza minoritaria y dirigida, y optaba por la conflagración territorial.

La lucha por el poder se acercaba al momento de su resolución bélica o última, en la medida en que, en última instancia, el poder del Estado es coerción. A esto es que denominamos “punto de bifurcación”, o momento en que la crisis de Estado, iniciada ocho años atrás, se resuelve ya sea mediante una restauración del viejo poder estatal o bien mediante la consolidación del nuevo bloque de poder popular. Es el momento de inicio del nuevo orden estatal de manera autoproducente.

Y todo ello mediante el despliegue, medición o confrontación de fuerza desnuda de los dos bloques polarizados. El punto de bifurcación es el momento excepcional, corto de duración, primario pero decisorio, en que el “príncipe” abandona el lenguaje de la seducción y se impone por sus tácticas bélicas de coerción. Entonces, ya era cuestión de tiempo la llegada de ese día de fuerza y nosotros entre mayo y septiembre de 2008 nos preparamos para ese momento.

Fue un momento bélico o potencialmente bélico. La derecha golpista realizó sus consultas e inició gradualmente la conformación de pequeños poderes regionales que desconocían al gobierno. Nosotros entendemos esa señal y nos desplegamos en una estrategia envolvente, como la llaman los militares. Tanto por el lado de los mecanismos coercitivos del Estado como por la vía de la movilización social.

Para mayo, se hace un análisis con las organizaciones sociales y con las propias Fuerzas Armadas evaluando los principales riesgos que había en el país y se instruye la preparación de planes de contingencia ante la eventualidad de una radicalización de la estrategia golpista de la derecha.

Ahí se hace un primer plan de contingencia de una gran movilización nacional en defensa de la democracia que no se lo ejecuta pero ya estaba elaborado tanto en lo social como en lo militar. En agosto, apostaron por una derrota electoral del gobierno, a fin de restarnos legitimidad democrática, pero ganamos el referéndum (revocatorio de agosto de 2008). Lejos de retroceder en el apoyo democrático, el gobierno incrementará su aceptación del 54 al 67%, consolidando una mayoría social en todo el territorio nacional, incluyendo en regiones anteriormente dominadas por la oposición.

Esto desquicia a la derecha. Después de dos años de estrategia de bloqueo constituyente, ahora pretendían una rápida recuperación del poder, comenzando desde el ámbito departamental. Pero el revocatorio ampliaba la legitimidad nacional del gobierno del presidente Evo e irradiaba la fuerza política del bloque indígena-popular a la totalidad de los departamentos.

En vez de entender el momento, la derecha decidió atacar. Las reglas de la guerra, y la política es la prolongación de la guerra por otros medios, enseñan que cuando un opositor es fuerte no se lo debe atacar directamente, y cuando un ejército es débil nunca debe promover ni aceptar entablar batalla ante uno más fuerte. La derecha hizo exactamente todo lo contrario a este ABC de la lucha por el poder. Enceguecida, se lanzó a la confrontación en el momento de mayor fortaleza política-electoral del gobierno y de mayor incertidumbre de la extensión de la base de apoyo de la derecha; y ahí comenzó su derrota.

Tras los resultados del referéndum aprobatorio de agosto, el bloque cívico-prefectural inicia su escalada golpista: toman las instituciones, esperamos; atacan a la policía, esperamos; destruyen y saquean las instituciones públicas en cuatro departamentos, esperamos; desarman a soldados, esperamos; toman aeropuertos, esperamos; destruyen ductos, esperamos. Ellos mismos se lanzan des-bocados a un callejón sin salida. Usan la violencia contra el Estado, dando el justificativo moral de una respuesta contundente del Estado contra ellos, que se la comenzará a desplegar en una escala gigantesca. Además, a medida que incendian y saquean instituciones públicas, se deslegitiman ante su propia base social quedando en horas como un puñado de violentos. Y viene Pando… El prefecto desata la masacre de Pando en un intento de dar una señal de escarmiento a los líderes populares… y este acto colma la tolerancia de la totalidad de la sociedad boliviana.

La masacre de campesinos igualará a los prefectos con sus mentores Sánchez de Losada o García Meza, y pondrá en manos del Estado la obligatoriedad de una intervención rápida, contundente, en defensa de la democracia y la sociedad.

Y sin dudar un solo segundo, se lo hará en el eslabón más débil de la cadena golpista, Pando. Se tratará del primer estado de sitio dictado en defensa y protección de la sociedad, encontrando el pleno apoyo de la población horrorizada por la acción de los golpistas.

Esto, sumado al rechazo internacional de los golpistas, detendrá en seco la iniciativa cívico-prefectural, dando lugar a su repliegue desordenado. Es el momento de una contraofensiva popular, cuya primera línea de acción serán las organizaciones sociales y populares del propio departamento de Santa Cruz. No sólo campesinos y colonizadores se movilizaran sino pobladores de los barrios plebeyos de Santa Cruz y especialmente jóvenes urbanos, quienes en memorables jornadas de resistencia a las bandas fascistas, defenderán sus distritos y quebrarán el dominio clientelar de las logias cruceñas.

La contundencia y firmeza de la respuesta político-militar del gobierno contra el golpe, sumada a la estrategia de movilización social en Santa Cruz y hacia Santa Cruz creó una articulación virtuosa social-estatal pocas veces vista en la historia política de Bolivia.

Esa era la dimensión y la extensión general del “ejército” y las “divisiones movilizadas” en contra del golpe. Esa era la fuerza de choque que el proyecto indígena-popular desplegaba para el momento definitorio de fuerza.

La derecha evaluó sus fuerzas de choque aisladas y en desbandada, comprobó la voluntad política del mando indígena-popular que estaba dispuesto a todo y prefirió abdicar de sus propósitos y rendirse. De este modo, se cierra el ciclo de la crisis estatal, de la polarización política y se impondrá, en una medición bélica de fuerzas sociales, la estructura duradera del nuevo Estado. Una cosa parecida sucedió en 1985, cuando los mineros, que eran el núcleo del Estado nacionalista, se rindieron frente a las divisiones del ejército que resguardaban el proyecto neoliberal.

Hoy, le tocó al bloque empresarial-terrateniente asumir la derrota y dar paso a la nueva correlación de fuerzas políticas de la sociedad. A su modo, septiembre-octubre de 2008 tuvo el mismo efecto estatal que la derrota de la “marcha por la vida” de los mineros en 1986. Sólo que ahora es el bloque plebeyo el que festeja la victoria y las elites adineradas tendrán que asumir su derrota histórica. Lo que vino después fue la validación político parlamentaria de ese triunfo popular. Sobre la marcha de victorias electorales y militares, el gobierno indígena-popular llevará a la consagración institucional de la correlación de fuerzas lograda en el momento del “punto de bifurcación” Y eso lo hará mediante la aprobación congresal de la Nueva Constitución Política del Estado.

El Congreso se transformó por unos días en una especie de Congreso constituyente que articuló el trabajo de la Asamblea Constituyente cerrada nueve meses atrás, los acuerdos gubernamentales con el bloque minoritario de prefectos conservadores en las semanas previas, y la deliberación popular de la marcha emprendida por las organizaciones obreras, indígenas, campesinas y populares que a la cabeza del presidente Evo llegaron a la ciudad de La Paz desde Caracollo. Bajo las nuevas circunstancias, era claro que el eje articulador indígena-popular del Estado se imponía por su propio peso en el orden estatal constitucional. Pero a la vez, el resto de los sectores sociales eran articulados a partir de su propio debate en la Asamblea Constituyente (clases medias, sectores empresariales medianos y pequeños, etc.) Incluso el bloque conservador rentista de la tierra, expresado políticamente por los prefectos y cívicos, fue tomado en cuenta, pero claro, como sujeto social dirigido por el nuevo núcleo estatal indígena-popular, y en menor intensidad que lo que podía haber logrado si asumía la convocatoria pactista de 2006-2007. No se puede olvidar que este trabajo político también serviría para arrebatar a la derecha la bandera autonómica, detrás de la cual había disimulado la defensa del latifundio y el rentismo empresarial.

De esta manera, el bloque de poder nacional-popular no sólo se consolidaba materialmente en la estructura estatal, sino que asumía el mando de los tres ejes discursivos del nuevo orden estatal que guiarán todos los debates políticos en las siguientes décadas: plurinacionalidad, autonomía, conducción estatal de la economía. Visto a la distancia, pese a toda la conflictividad de los tres años, en términos de los resultados duraderos, las cosas no podrían haber sucedido de mejor forma para el bloque nacional-popular en el poder. Al final, las condiciones de concesión a los adversarios hubieran sido mucho mayores en un pacto constituyente que los reconocimientos e inclusiones cedidas a un adversario abdicante y derrotado, por lo que la historia no siempre transcurre por el lado malo como creía Hegel.

Así, en agosto se consolida la victoria electoral, en septiembre la victoria militar y en octubre (con la aprobación congresal del referéndum constitucional) la victoria política. Y con eso, ciertamente, se cierra el ciclo constituyente y a partir de ese momento se inicia la estructura de orden unipolar del nuevo orden estatal.

¿Hasta dónde el debilitamiento tan notorio de la oposición podría trasladar las tensiones hacia el interior del bloque oficialista, habida cuenta que una oposición al acecho siempre es muy efectiva para cohesionar a las propias bases?

Yo no creo, no obstante, que la oposición haya sido desbaratada definitivamente. La oposición hoy no tiene un proyecto de poder, carece de discurso movilizador con efecto estatal pero tiene aún mucho poder económico, mucho poder mediático y tiene un poder de veto gigante en muchas cosas.

Sigue siendo un adversario riesgoso. Ciertamente que en el ámbito económico el Estado ha logrado dar golpes contundentes en el desmontamiento de una parte del poder económico conservador: la burguesía rentista e intermediaria ya no tiene a las empresas petroleras como generosas financistas. La red clientelar agraria que los rentistas de la tierra crearon en el ámbito agroindustrial se ha debilitado enormemente con la presencia de la empresa estatal de alimentos EMAPA, y la presencia pública en la cadena soyera, triguera, arrocera llega al 20 o 30% del total de la producción. Pero aún el bloque opositor irreductible conserva otros espacios importantes de poder agrario, comercial y financiero, y eso le da a la larga capacidad de agregación, presión y confrontación. Pero hoy, y eso puede durar unos años, lo que no tiene es un proyecto de Estado; cuánto tiempo no lo tendrá, quién sabe, pero tiene un proyecto de impedir que siga avanzando el proyecto popular.

A diferencia de las clases populares, que en 1985 son derrotadas, y materialmente desestructuradas para dar lugar a un ciclo lento de reorganización, la derecha no. La derecha ha sufrido un golpe político, ha perdido el mando del Estado, ha perdido la capacidad de seducir estatalmente a la sociedad, pero tiene mucho poder económico todavía. Es distinta la forma de consolidación del punto de bifurcación cuando es el sector popular el derrotado, política y materialmente, que cuando se trata del sector empresarial, porque puede perder en lo político pero conserva poder económico que le permite tener poder de veto permanente. Entonces, ahí sigue ese adversario, fragmentado, desorientado, pero como adversario, y con capacidad de bloqueo. Ahora, en ese escenario en el que la contradicción fundamental se ha apaciguado, se ha debilitado surgen mayores posibilidades de tentaciones al interior del núcleo central, eso es verdad.

¿Pero por qué no lograron prosperar lo que en la historia de muchos partidos son tendencias escisionistas al interior del núcleo dirigente?

Por varios motivos. En primer lugar, sin duda, por el liderazgo apabullante del presidente Evo en la estructura política y social del Estado y de la propia sociedad. Hoy, la figura, el carisma y la adhesión que ha alcanzado el presidente Evo es de tal magnitud que limita objetivamente la existencia de otro liderazgo que pudiera disputar la base social del gobierno y de la sociedad.

Pero hay otro elemento relevante que explica los límites materiales de un fraccionalismo al interior del gobierno: la ausencia de facciones con poder económico. El control de ministerios habilita a tener influencia, redes, que permiten conformar facciones económicas.

No hay que olvidar que somos un Estado que ha pasado a invertir de 600 a 2.300 o 2.400 millones de dólares, y es normal que en cualquier parte surjan facciones de poder económico, núcleos que controlan inversiones, decisiones, fábricas, ingresos, fuerza laboral. Se da en Brasil, se da en Argentina, se da en Venezuela. Pero aquí se ha creado, hasta ahora y de una manera sistemática y vigilada, una estructura laboral gubernamental que impide, que ha impedido, la consolidación de núcleos consolidados de influencia y de poder económico, no digamos de propiedad, con capacidad de desempeño y presencia política autónoma al interior del gobierno. En ello varios factores han intervenido: elevada rotación de funcionarios, un control presidencial del funcionamiento diario de los ministerios, pero también una moral interna, una especie de espartanismo gubernamental reivindicador de una ética del servicio público que ha limitado, hasta hoy, la cristalización de facciones de poder económico que son las que alientan potencialmente el fraccionalismo político.

Eso ha permitido que haya un núcleo muy duro y cohesionado alrededor del Presidente que ayuda a que internamente no emerjan tendencias centrífugas. Este es el intento de construir una moral del servicio público en el núcleo decisional del gobierno, ¿pero qué pasa en la base? Víctor Paz Estenssoro explicó el fin de la Revolución Nacional cuando las pegas a repartir eran menos que los militantes del MNR,

¿No puede pasar lo mismo con el gobierno del MAS?

Paz Estenssoro asumía esa presión del militante arrivista como un hábito político, en continuidad con una lógica política prebendal que nunca buscó superar. En Bolivia, desde el siglo XIX, la actividad política ha sido vista como un medio de ascenso social más que un medio para el servicio a la res publica. De hecho, la estructura material de las clases sociales en Bolivia pera de tal manera que los procesos de enclasamiento y desclasamiento no dependan tanto del capital cultural para ascender socialmente sino del capital político, esto es, de las redes e influencias políticas que garantizan el acceso a bienes privados. Esto, que era un monopolio exclusivo de casta y alcurnia hasta 1952, desde entonces se amplió a clases medias y niveles dirigenciales del sindicalismo obrero.

En la actualidad, hay sectores que presionan por una mayor “democratización” de esta forma prebendal de la acción política y reclaman el derecho a un puesto público por el hecho de pertenecer a alguna dirección regional del MAS. Frente a esa presión y degeneración de la militancia política, el gobierno ha sido muy contundente en su rechazo y sanción.. ¿Por qué expulsamos a Adriana Gil en 2006? Por eso, porque entonces se formó un núcleo de militantes masistas que se fueron a tomar una institución para pedir que sea para que ellos ocupen puestos de trabajo.

En abril del mismo año, se expulsó a quienes querían continuar con el viejo hábito de la militancia como acceso a un cargo público. A partir de ese momento, el propio Presidente no sólo puso en pie una ética política de la gestión pública como servicio, sino que además ha sido clarísimo en que los compañeros que se inscriben como militantes del MAS no deben esperar formar parte de las estructuras administrativas del Estado y que, por el contrario, deben esforzarse por fortalecer la estructura organizativa e ideológica del partido.

Si uno compara históricamente los cambios en el personal del Estado, entre nuestra gestión de gobierno y las precedentes, comprobará que nosotros no hemos realizado ni un 20% de los cambios que anteriores administraciones implementaban. En tiempos del MIR, ADN, MNR, ni los porteros ni las cortinas de los despachos se salvaban del “barrido” partidario. Entonces, para nosotros, no es una preocupación que haya muchos militantes y pocos cargos; al contra-rio: eres militante, entonces no tienes cargo. Y esto lo hemos enfatizado bajo la concepción de la política como una especie de largo “servicio militar” para servir a la sociedad.

¿Pero esto no impide la formación de cuadros al interior del propio MAS?

Ese es un gran problema, pero no es tanto por este tema. Una de las grandes debilidades de nuestra estructura política, de este proceso, es la ausencia de cuadros políticos y técnicos. En las revoluciones mundiales los partidos que han ascendido al gobierno han tenido previamente décadas de preparación y selección de cuadros que les permitió asumir con mayor musculatura organizativa los cambios de la sociedad.

El mismo MNR que se forma en los años 30 tendrá más de quince años de formación antes de acceder al gobierno. Pero el MAS, que surge el año 1995 como estructura política local, recién en 2000-2001 se planteara la temática de una estructura nacional con voluntad de poder, y en 2005 ya es gobierno.

Son apenas cuatro años de preparación. Y eso ha generado dificultades, ya que en el núcleo político básico, el MAS no es una estructura de cuadros sino una coalición flexibles de movimientos sociales. Se ha hecho esfuerzo por potenciar la parte organizativa de los cuadros, pero el rápido crecimiento en niveles urbanos ha obligado a reafirmar la disciplina militante sindical frente a prácticas más liberales y prebendales en el ámbito de los niveles urbanos. Cuando se forma el partido la estructura, digámoslo así, de cuadros funcionales urbana, era paralela a la estructura sindical agraria y compartían los niveles de decisión política . Pero ya en gobierno, una parte de la estructura urbana se dedicará a buscar cargos, por lo que para limitar este tipo de desviaciones y prácticas se decide, desde 2007, que en los niveles nacional, departamental y regional de las estructuras partidarias asuman el mando las organizaciones sociales.

Entonces, ¿de dónde vienen los cargos?


Desde que somos gobierno, se han reforzado los mecanismos de selección meritocrática en los niveles técnicos de la administración pública, en tanto que los cargos de confianza política pasan por el tamiz de las organizaciones sociales nacionales. Desde 2007, la postulación a cargos de confianza política ya no pasa por las listas de las direcciones departamentales.

Con respecto al affaire Santos Ramírez,¿cómo afectó al proyecto económico del gobierno considerando que YPFB es una empresa emblemática de este proceso?

YPFB no es sólo la empresa emblemática, es la empresa que sostiene económicamente al país y la base material de la soberanía reconquistada. Tiene un flujo de caja de unos 3.500 millones de dólares, y, para Bolivia esto es muchísimo dinero. En términos de propiedad, YPFB controla, a nombre del Estado, entre 2.200 y 2.300 millones de dólares. Hoy, 50% de nuestras exportaciones son petróleo y gas y esas exportaciones pasan por YPFB. Es el corazón de la economía boliviana y debe ser una de las veinte empresas más importantes de América Latina.

Por ello, las primeras informaciones sobre la corrupción en YPFB fueron un golpe muy duro porque golpeó a la empresa emblemática del país, pero encima se la afectó de la mano de un compañero que era a futuro uno de los más posibles sucesores del presidente Evo en el liderazgo político del MAS.

Y ante esa dureza, se respondió de manera inmediata y con la misma dureza: apartar a Ramírez, instantáneamente, del mando de la empresa y apoyar públicamente las investigaciones del Ministerio Público. Rompiendo, así, la vieja tradición de los partidos tradicionales de ocultar, dilatar o por último encubrir los actos de corrupción de sus militantes con peso político; nosotros decidimos dar una nueva señal: en gobierno y ante los intereses del pueblo no hay amigos, no hay familiares, no hay militantes, no hay compadres ni comparseros. Hay servidores o corruptos, y estos últimos deben ir a la cárcel sin consideración alguna. No podemos permitir ni un atisbo de error o sospecha en el núcleo dirigente. La instrucción fue clara: que se haga cargo la Justicia y que nadie presione. Se estuvo muy atento a que ningún nivel del Estado interfiera, presione, insinúe para nada en favor de Santos. Pero el daño está hecho. Tuvieron que pasar meses para ir curando esa herida.Pero, otra vez, se nota la ausencia de cuadros.

De ahí que hayamos tenido que aprobar una ley que habilite salarios más elevados que el del Presidente para cuadros técnicos de empresas estratégicas. Es nuestra forma local de la NEP leninista (Nueva Política Económica, en la Rusia pos revolucionaria). El objetivo de la NEP, además de la alianza con los campesinos, era fundamentalmente reclutar técnicos para administrar los niveles subalternos del Estado, habida cuenta que si bien el Estado es una estructura política tiene niveles burocrático-administrativos y técnico-científicos que requieren de conocimientos y saberes que no pueden ser adquiridos ni transformados rápidamente.

Lenin, para terminar la catástrofe económica que se dio inmediatamente después de la revolución, tuvo que recontratar a los técnicos del antiguo Estado, hasta crear gradualmente una administración más simple. E instruyó: debajo de cada técnico pongan un joven que aprenda, y nosotros estamos haciendo lo mismo.

Ya lo iniciamos en 2006: se cambia la organización y las personas de los niveles decisionales de la administración pública (ministros, viceministros y algunos directores), pero no se toca la estructura secundaria de la administración estatal, hasta formar cuadros estatales, jóvenes, que sustituyan a los antiguos. Ahora tenemos nuevos retos: empresas estatales nuevas que se agigantan en uno, dos o tres años.

Necesitamos gente competente, que hay que reclutar en el mercado laboral. De ahí la ruta que hemos adoptado: mando político comprometido en los niveles de decisión y funcionarios técnicos de primera, con sueldos muchas veces superiores a los propios gerentes de las empresas donde trabajan. Eso le pasa a Carlos Villegas, él gana 13.000 Bolivianos y un gerente de Andina puede ganar 60.000 Bolivianos o 15.000 dólares; de momento no nos queda otra opción, hasta que se logre formar una nueva generación de servidores públicos con gran eficiencia técnica pero, además, con compromiso político que permita nuevamente igualar la escala salarial.

En el gobierno hay una narrativa muy fuerte en torno a la descolonización ¿cómo se mediatiza este objetivo en términos de políticas culturales y educativas?

La descolonización tiene varias dimensiones y es un hecho fuerte del proyecto de poder de los movimientos sociales. Hemos recibido una sociedad colonizada hasta los tuétanos; en lo económico había que pedir limosna a países extranjeros para pagar salarios, en lo político había que pedir permiso a las embajadas para escoger ministros, en lo espiritual la gente creía que el poder era un argumento de piel y apellido, en lo mental la gente pensaba que todo lo que venía de universidades extranjeras era saber y el resto folclore. Para derrumbar esta loza que aplastaba la energía vital de los bolivianos, el primer paso que adoptamos ha sido la descolonización política: tomar decisiones como país sin consultar a gobiernos extranjeros.

Acá el ministro de Gobierno tenía que pasar por el visto bueno de la embajada de Estados Unidos, el ministro de Hacienda por el visto bueno del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial. Un segundo momento es la descolonización económica, lo que en términos generales significa romper con el flujo de externalización del excedente: la sociedad genera un excedente y por distintas vías –poéticamente, las venas abiertas de América Latina– ese excedente se transfería en ingentes cantidades hacia el exterior.

La descolonización significa, entonces, la ruptura de esos flujos de desangramiento, para que el excedente generado se reinyecte otra vez en el país, que es lo que hemos hecho con el decreto de nacionalización y con la gradual recuperación de las empresas públicas y con las políticas de tipo de cambio, con las políticas impositivas respecto de las remesas de las ganancias… el mejor ejemplo es el government take petrolero. El government take varía entre 65 y 77% cuando antes era del 27%, es decir de la ganancia de los hidrocarburos sólo 27% se quedaba en Bolivia. Hoy de cada 100 dólares de ganancias, entre 65 dólares en los campos más pequeños y 77 en los grandes campos se queda en el país. Esta es la base material de la soberanía económica. Luego viene el otro ámbito, más duradero y más complicado, quees la descolonización cultural y espiritual de la sociedad. El quiebre del paradigma colonizador lo dio la propia sociedad al elegir, por primera vez en la historia del país, a un presidente indígena. Y a partir de ese momento, toda la simbología colonial que aprisiona la vida y el alma, ha comenzado a quebrarse irreversiblemente.

Hoy tenemos a un indio campesino gobernando Bolivia, ante el que los militares tienen que cuadrarse, los funcionarios deben cumplir instrucciones, los empresarios deben solicitar audiencias, y cortes y gobernantes rendir honores… La descolonización cultural tiene entonces, dos ejes que deben ser abordados complementariamente. Uno referido a la diversidad de culturas, de idiomas, de historias y memorias. Y el otro eje referido a la diversidad de civilizaciones, esto es de modos de producción del sentido de la vida, del tiempo, de la política. La descolonización en el primero de los ejes, el cultural, es más fácil de lograr, y ya hay experiencias en otras sociedades multiculturales (Bélgica, India, Canadá):

enseñanza en varios idiomas, administración pública plurilingüe, narrativa histórica plural dentro de la historia común nacional, que viene a ser una historia nacional de varias naciones, etc. La escuela y la universidad van a enseñar obligatoriamente entres idiomas: castellano –como idioma de integración–, una lengua extranjera –como idioma de comunicación con el mundo– y un idioma indígena dominante en la región (aymara en La Paz, quechua en Cochabamba y guaraní en Santa Cruz).

En el ámbito del Estado, los funcionarios públicos deben aprender un idioma indígena también de acuerdo a la zona. Lo mismo en la atención, las

publicaciones, los discursos estatales públicos. Y siguiendo en el plano cultural, la descolonización de la memoria, la reivindicación oficial de otros héroes, de las fechas de los pueblos indígenas. La historia diversa, mestiza e indígena, tiene que oficializarse en textos de enseñanza. Lo que es más complicado es la descolonización desde el punto de vista civilizatorio; eso tiene que ver ya con la matriz organizativa y cognitiva de las personas. En el ámbito de la educación, se trata de reivindicar otros saberes, otras construcciones discursivas, no necesariamente escritas, del conocimiento; cómo vamos a lograr eso, es parte de un debate interno en el gobierno; cómo vamos a preservar como patrimonio público lo que está escrito en los textiles (tejidos aymaras), como saber del Estado. Es un debate complicado.

En el área de salud ya se han dado pasos más grandes, por ejemplo colocando junto al médico al “naturista”, o al lado de la enfermera la partera, y la gente puede optar en el centro médico. Es un prototipo de saber y de procedimiento médico que el Estado está comenzando a institucionalizar, aunque no hay aun una reglamentación de este saber local disperso pero que corresponde a otra civilización, no solamente a otra cultura.

Otra lógica de entender lo que es la muerte, la vida, la sangre, la comida. En el ámbito político también hemos avanzado al incorporar la democracia comunitaria comouna de las democracias legítimas en el modo de producción de decisiones del Estado. O la incorporación del control social vía las estructuras sindicales, asociativas, comunitarias, hacia la administración del Estado.

Y en lo económico hemos incorporado, reconocido, fomentado y financiado las estructuras comunitarias como parte del área productiva que tiene que decidir una parte de la inversión del TGN. Se trata de un proceso complejo y largo. Pero ya hemos comenzado a dar pasos decisivos.

“Junto al derecho de las comunidades está el derecho del Estado”

Al escuchar a Evo Morales se advierte un desfase entre sus discursos en defensa de la Pachamama, la tierra y el territorio, más hacia fuera, y un discurso más desarrollista hacia adentro, incluyendo denuncias de las ONGs que promueven una Amazonía sin petróleo ¿cómo lo explica usted?


Está claro que la lógica productiva campesina y comunitaria se basa en un tipo de racionalidad productiva localmente sostenible con la naturaleza, porque tiene como fundamento una lógica de adelantos y restituciones entre generaciones. Se trata de un hecho material que para garantizar el alimento de los hoy presentes, se lo tiene que hacer preservando las condiciones alimenticias para los que vendrán después, lo que lleva a una lectura dialógica y a un vínculo sostenible a largo plazo con la naturaleza.

La forma como se racionaliza y se verbaliza eso da lugar a la ritualidad dialogante con la naturaleza, en tanto cuerpo vivo al que se le pide permiso, se le pide lo necesario para la reproducción y se devuelve luego y se mantiene ese cuerpo para garantizar a largo plazo este intercambio metabólico entre ser humano y naturaleza. Tomando un concepto de Marx al estudiar la comuna rural en la India en los Grundisses, en la civilización

campesina la naturaleza se presenta, entonces, como una externalización orgánica de la subjetividad. Por tanto, tu no puedes destruir tu propio cuerpo a no ser que seas suicida. El movimiento campesino ha defendido y va a defender una forma de uso que hoy llamamos racional de la naturaleza,

opuesto a los procesos de depredación propia de la civilización del valor-ganancia.

De ahí que en América Latina en el movimiento indígena-campesino haya habido una construcción discursiva de militante defensa de las potencias de la naturaleza frente a la depredación expansiva de la explotación capitalista. Con el tiempo, esta lógica productiva agraria y campesina devino una lógica política de enfrentamiento con el Estado desarrollista neoliberal. El tema se complejiza cuando los campesinos indígenas, anteriormente excluidos de la ciudadanía y del poder económico, se vuelven bloque dirigente y conducente del Estado y la comunidades devienen en parte del Estado, que es lo que nos está pasando en Bolivia.

Entonces, por una parte, se lleva hacia el ámbito estatal esta lógica de la relación dialogante con la naturaleza; pero a la vez, en cuanto eres Estado, necesitas recursos y excedentes crecientes para atender necesidades básicas de todos los bolivianos, y de los más necesitados, como las comunidades indígenas y populares urbano-rurales. Y ahí, evidentemente, se genera una tensión. Por tanto, tienes que caminar con los dos pies. Expandir como política de Estado la protección del medio ambiente, el uso sostenible dela naturaleza, pero a la vez necesitas producir en gran escala, implementar procesos de industrialización expansiva que te habiliten excedente social para su redistribución y para el apoyo a otros procesos de modernización campesina y comunitaria y artesanal.

En el caso de la exploración de gas y petróleo en el norte paceño, lo que buscamos es producir hidrocarburos para equilibrar geográficamente las fuentes de riqueza colectiva de la sociedad, generar excedente estatal y simultáneamente preservar el entorno espacial en coordinación con las comunidades indígenas. Hoy no estamos abriendo paso en el norte amazónico para que entre Repsol o Petrobras. Estamos abriendo paso en la Amazonía para que entre el Estado.

¿Y quién asegura que el Estado no sea tan depredador como las empresas transnacionales?

Hay que cuidar que no lo sea. Ciertamente habrá una tensión entre lógica social-estatal de un uso sostenible de la naturaleza, y la necesidad social-estatal de generar excedentes (ganancias) económicas a cargo del Estado. Se trata de una tensión como lo es el “Estado de movimientos sociales”, entre democratización del poder y monopolio de decisiones (movimiento social/ Estado). Hay que vivir con esa contradicción vital de la historia. No hay receta. ¿Es obligatorio sacar gas y petróleo del norte

amazónico de La Paz? Sí. ¿Por qué?, porque necesitamos equilibrar las estructuras económicas de la sociedad boliviana, porque el rápido desarrollo de Tarija con el 90% del gas va a generar desequilibrios a largo plazo. Se necesita, por tanto, equilibrar a largo plazo las territorialidades del Estado. Igualmente, se requiere excedentes económicos para reforzar estructuras comunitarias, para expandirlas, para buscar modos de modernización alternativos distintos a la destrucción de las estructuras comunales, como viene sucediendo hasta hoy. Y a la vez, es necesario impulsar, en acuerdo con las comunidades, una producción hidrocarburífera no depredadora del entorno.

¿Si las comunidades dicen que no, igual el Estado va a entrar?

Aquí viene el debate, ¿qué ha pasado? Cuando hemos consultado a la CPILAP (Central de Pueblos Indígenas de La Paz), nos ha pedido que vayamos a negociar a Bruselas con su buffet de abogados y que respetemos unos enunciados medioambientalistas publicados por USAID. ¿Cómo es eso? ¿Quién está impidiendo que el Estado explore petróleo en el norte de La Paz: las comunidades indígenas Tacanas, una ONG, o países extranjeros? Por ello, hemos ido a negociar comunidad por comunidad y allí hemos encontrado el apoyo de las comunidades indígenas para llevar adelante la exploración y explotación petrolera. El gobierno indígena-popular ha consolidado la larga lucha de los pueblos por tierra y territorio.

En el caso de los pueblos indígenas minoritarios de tierras bajas, el Estado ha consolidado millones de hectáreas como territorialidad histórica de muchos pueblos de pequeña densidad demográfica; pero junto al derecho a la tierra de un pueblo está el derecho del Estado, del Estado conducido por el movimiento indígena-popular y campesino, de sobreponer el interés colectivo mayor de todos los pueblos. Y así vamos a proceder hacia delante.

Por Maristella Svampa, SOCIOLOGA; Pablo Stefanoni y Ricardo Bajo, DIRECTOR Y SUBDIRECTOR, RESPECTIVAMENTE, DE LE MONDE DIPLOMATIQUE, EDICION BOLIVIANA (agosto 2009).

M.S., P.S., R.B. © LMD ed. Boliviana, agosto 2009.

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